Gubernaturas: Morena, del plato a la boca…

Por Adrián Trejo

A poco más de un mes de que inicien las campañas formales en los seis estados que cambiarán de gobernador, Morena no tiene ya las garantías de ganar en por lo menos cinco, tal como pronosticaban.

Morena apostaba que tenía “amarradas’’ las gubernaturas de Tamaulipas, Hidalgo, Durango, Oaxaca y Quintana Roo; y daba por perdida Aguascalientes, que sería la única garantizada para la oposición.

Pero los tiempos han cambiado.

El desgaste que ha sufrido el principal activo de Morena, el presidente López Obrador, ha impactado negativamente a los candidatos morenistas en los estados con elecciones.

Eso, sumado a la división interna que provocó la tan cuestionada elección de sus candidatos, modificó el estatus de la competencia.

En Oaxaca las quejas de la senadora Susana Harp, en contra del método de selección del candidato Salomón Jara Cruz, sumado al incipiente, pero constante fortalecimiento del candidato priista, Alejandro Avilés, le han empedrado el camino al partido guinda.

Harp no ha renunciado a su militancia en Morena, pero no está claro si apoyará a Jara o si hará una campaña de “brazos caídos’’ en protesta.

Jara, por su parte, es señalado en el estado -aún por sus propios compañeros de partido-, de “portación de amigos prohibidos’’, es decir, de tener relación con algunos personajes de dudosa moral.

En Hidalgo, pese al entreguismo mostrado por el gobernador supuestamente del PRI, Omar Fayad, al movimiento de la 4T, el candidato de Morena, el senador Julio Menchaca no se ve con la fortaleza que presumía en diciembre.

Ello se debe en buena medida a que la candidata de la alianza PRI-PAN-PRD, Carolina Viggiano, logró sumar a los grupos del tricolor inconformes con la gestión de Fayad, quien los abandonó a su suerte todo el sexenio.

Los panistas se han sumado también, medio a regañadientes, pero conscientes de que es la única forma de garantizar que el Gobierno estatal no se sume a las filas morenistas.

En Durango, estado que Morena cantaba como suyo, la división interna generada por la designación de Marina Vitela Rodríguez por una razón de género a pesar de que el senador José Ramón Enríquez ganó las encuestas, partió a la militancia guinda.

Enríquez no ha cesado en su campaña en contra de Vitela, tampoco ha renunciado a su militancia en Morena, pero también podría hacer una campaña de brazos caídos o jugar abiertamente con el candidato de la alianza opositora, Esteban Villegas.

En resumen, el escenario que se veía claro para los candidatos de Morena se ha empedrado ya sea por las divisiones internas y por los escándalos de presunta corrupción que han afectado el discurso de su principal activo político.

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En la narrativa que tiene como objetivo atenuar ante la opinión pública los efectos de una estrategia fallida, el Gobierno no quiere llamar fusilamiento al fusilamiento de 17 personas -pueden ser más o menos-, ocurrido en un poblado entre los límites de Michoacán y Jalisco.

“Ejecución múltiple’’, quieren que se diga oficialmente.

Lo que sea, lo importante es el resultado de las acciones de la delincuencia organizada y no el nombre que el gobierno quiera dar a una masacre de esa dimensión.

No perdamos el foco.

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Por cierto, hablando de precandidaturas, no pierda de vista el trabajo de la secretaria de Desarrollo Social del Gobierno del Estado de México, Alejandra del Moral, señalada por propios y extraños como una fuerte aspirante a la gubernatura.

Será la encargada de manejar los programas sociales del Gobierno estatal, lo que le permitirá una amplia exposición mediática y acercamiento con los futuros votantes.

La lucha no será fácil, pero del Mazo la colocó en una posición de centro de

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