Los rusos

Ya cruzamos medio febrero, y la situación en la frontera entre Ucrania y Rusia se mantiene. A pesar de que Rusia terminó los ejercicios militares con Bielorrusia, y afirmó que las tropas que participaron volverían a sus bases, esto no ha ocurrido. La Cancillería rusa difundió imágenes de sus tropas cruzando el puente de Crimea para volver a Rusia, pero el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo en conferencia de prensa que los servicios de inteligencia no detectaron ningún retiro de tropas rusas. La guerra, dijo Blinken, es inminente.

En el estira y afloja entre Rusia y Estados Unidos, se pierden de vista los legítimos intereses de Ucrania. Volodímir Zelensky, el presidente ucraniano, dice que el continuo pesimismo de Estados Unidos tiene paralizado a su país. La gente sabe que hay 150 mil tropas listas para invadir, y aunque el Ejército ucraniano tratará de repeler una agresión, no podrá resistir gran cosa. Con la economía virtualmente congelada, la psicosis masiva se extiende por su territorio, y se respira el miedo. Zelenski se mantiene optimista. Dice que sus servicios de inteligencia le informan que, aunque la movilización militar de Rusia es importante, no sería suficiente para montar una invasión general.

Los países de la OTAN, y en específico Alemania, temen que si se desata un conflicto quedarán vulnerables a cortes y hasta suspensiones de abastecimiento de gas natural, pues éste depende de Rusia.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, por otro lado, mandó emisarios a Arabia Saudita para convencerlos de que aumenten su producción petrolera. El precio del barril está por alcanzar 100 dólares.

Vladimir Putin, el presidente ruso, parece empeñado en mantener al mundo en suspenso. El ciberataque masivo que realiza contra Ucrania es una demostración de fuerza. Quiere que todos sepan de lo que es capaz, en caso de recibir más sanciones.

En otros frentes, Rusia, con todo y una historia consistente de drogar a sus atletas para conseguir mejores resultados, sigue en el ojo del huracán, ahora en los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín. Los atletas rusos no pueden competir por su país. El Comité Olímpico Internacional los obliga a participar representando al Comité Olímpico de Rusia, y no al país. Éste fue el resultado de las múltiples violaciones de distintos atletas rusos que usaron estimulantes prohibidos.

Quien parecía se convertiría en la reina de estos juegos, la patinadora Kamilla Valiyeva, dio positivo a una prueba antidoping aplicada hace seis meses. De entonces para acá, Valiyeva se ha sometido a varias pruebas más, siempre dando negativo. Tiene sólo 15 años, y es la primera mujer en ejecutar saltos con cuatro giros en competencia. El caso llegó hasta el Tribunal Deportivo Internacional, agencia independiente que investiga los casos de doping. El COI no quería permitir la participación de Valiyeva en la competencia, pero ante el fallo del tribunal tuvo que ceder.

El tribunal encontró que, con sólo 15 años de edad, Valiyeva no es responsable de los medicamentos que le son administrados por su equipo. Además, cuestionó que el positivo que dio hace seis meses apareciera hasta ahora, cuando ya no tendría tiempo de defenderse.

Creo que fue una buena decisión del tribunal, que nos permitirá disfrutar de su exquisito patinaje esta noche. Lo cual no quita que los rusos, como los republicanos en Estados Unidos, y los Primores nuestros, sean unos tramposos.

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