Mantener al pueblo en la Constitución
Todo proceso de transformación se expresa y deja un legado duradero a través de una propuesta jurídica. Así sucedió con la Independencia, con la Reforma, con la Revolución y actualmente sucede con la Cuarta Transformación.
México vive una nueva era de cambios progresistas, como la Independencia, la Reforma y la Revolución, aunque de manera pacífica. De septiembre de 2018 a la fecha, la Constitución ha tenido profundas reformas, podríamos decir que hemos vivido las Leyes de Reforma del siglo XXI con la Cuarta Transformación.
Por ejemplo, se tipificaron como delitos graves la corrupción y el fraude electoral. También se reconoció la utilización de la figura de extinción de dominio para poder recuperar bienes de la nación hurtados por la corrupción; se prohibió la condonación de impuestos, realizada especialmente como favores políticos a las grandes corporaciones; se aprobó la figura de revocación de mandato; se estableció la posibilidad de que el Presidente pueda ser juzgado por cualquier delito; se desapareció la tristemente célebre partida secreta del Presidente en el presupuesto, y se reconocieron nuevos derechos sociales, como la Pensión de Adultos Mayores, las beca para personas cono discapacidad, las becas para estudiantes y el sistema de salud público universal, integral y gratuito.
Asimismo, se derogó la mal llamada reforma educativa del sexenio pasado y se reconoció la gratuidad de la educación pública en todos los niveles, desde el nivel inicial hasta el nivel superior.
Junto con estas reformas, promovidas por el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, también se realizaron reformas por las que se reconoce la paridad entre hombres y mujeres en la representación en todos los órganos del Estado y se reconoció también la existencia y los derechos de las comunidades afromexicanas y afrodescendientes.
Todos estos principios, que no podrían haberse plasmado en la Constitución sin el cambio político y social pacífico del año 2018, tienen dos denominadores comunes: uno, abolir los privilegios y dos, reconocer derechos de la sociedad.
Hoy, estamos en una nueva etapa de esta Cuarta Transformación, y es necesaria para la Nación la reforma eléctrica y energética que promueve el Presidente de la República. En nuestros días, los usuarios de los servicios eléctricos subsidian a las grandes compañías y pagan tarifas más elevadas que las grandes corporaciones económicas.
De ahí que por el bien de la seguridad energética y por el bien de los usuarios la reforma eléctrica que postula el Presidente Andrés Manuel López Obrador debe ser aprobada.
Por otra parte, en la Ciudad de México, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, promueve cambios para reconocer nuevos derechos sociales universales en la Constitución Política de la Ciudad de México. De esta manera, la Beca de “Bienestar para Niñas y Niños” y el programa “La Escuela es Nuestra”, quedarán plasmados en la Constitución local para siempre.
Para que sucedan cambios como los que hemos comentado siempre hace falta un núcleo de la sociedad más decidido, echado para adelante, pues es este sector el que históricamente, en México pero también en el mundo han hecho que la historia avance.
A 105 años de la promulgación de la Constitución de 1917, en la ciudad y el país se libra una batalla desde la sociedad y desde las instituciones por conquistar más derechos que plasmen las luchas y las necesidades de la gente y que obliguen al Estado a cumplirlos. La esencia de nuestra historia constitucionalista, desde principios del siglo XIX hasta la actualidad es, precisamente, ese componente popular presente en nuestros textos constitucionales. El mejor homenaje que se puede hacer a la Carta Magna y a quienes, mediante la lucha social y las ideas, la construyeron es continuar su legado y mantener al pueblo en la Constitución.