El secreto de la prosperidad económica honesta
En la vida, los más trabajan por dinero para resolver sus gastos. Ingresan, luego gastan y, si les sobra, ahorran. Enfocados en ganar más, no es inusual que acaben gastando más también. En el mejor de los casos cada vez viven mejor, pero no hay construcción de riqueza.
Otros, por razones múltiples, acaban en ciclos de efectivo negativos: primero gastan, luego ingresan y, si nada se les descarrila, pagan lo que ya deben. Administran su bienestar, pero ese ciclo tiende a no ofrecer las condiciones propicias para la generación de riqueza personal o institucional.
Si en el mundo de los negocios se requieren ingresos más que proporcionales a los gastos para permitir la generación de riqueza progresiva, ¿en qué detonadores de prosperidad económica debemos estar perpetuamente enfocados? Aquí tres para la reflexión directiva:
1) Resolviendo proyectos o problemas complejos.- Y entre más grandes, más enredados, más difíciles, mejor. Habrá pocos que puedan lograr resolverlos.
Ningún problema sencillo paga mucho. Es lo que requiere conocimiento preciso, relaciones adecuadas, experiencia procedimental, reacción oportuna y consistencia de ejecución lo que paga más. Todo lo anterior, investido por la confianza inicial que se requiere para que alguien ponga la expectativa de solución en manos tan profesionales como responsables.
2) Agregando valor monetizable.- Con conocimiento e instrumentos a tu alcance lograr que algo –que ya existe y funciona– se haga mejor, más rápido, más fácil, más eficiente, más barato o más seguro.
El mundo anhela eficiencias, soluciones, certeza. Y está dispuesto a pagar por ello. Cualquier valor real y cuantificable, siempre que pueda ser instrumentado en cierto volumen con confiabilidad, producirá flujos de efectivo capturables para quien pueda instrumentarlo con pericia y responsabilidad.
3) Visualizando nuevas posibilidades funcionales.- Cuando la visión o la capacidad de arquitecturar de alguien crea nuevas configuraciones o formas de ejecución de algo que no es intuitivo para el resto, se está en la antesala de nuevo valor percibido o nuevas posibilidades de monetización.
La integración funcional de múltiples tecnologías o de procesos separados en su génesis, así como la incorporación estética o utilitaria de nuevos materiales en productos o servicios que ofrezcan usos insospechados o mejor experiencia de usuario, son el motor de nuevos negocios.