Dan ganas, pero mejor no
Sin duda dan muchas ganas de aprovechar la consulta de revocación de mandato para sacar al presidente López Obrador de Palacio Nacional. No faltan razones: los casi 700 mil muertos en exceso en tiempos de la pandemia, los más de 100 mil homicidios en lo que va de su gobierno y los 10 feminicidios al día que no han logrado reducir ni con la militarización de la seguridad interior, el abandono de niños con cáncer y el revés en la vacunación universal, la cancelación de los refugios para mujeres violentadas y de las escuelas de tiempo completo, el desastre económico por el que atravesamos con el empobrecimiento de millones de familias, el ataque a científicos e instituciones académicas y de la sociedad civil, la pérdida de derechos y vulnerabilidad por la concentración de poder que ha amasado y por la corrupción en su familia, en sus allegados y al respaldar y proteger a personajes nefastos como el fiscal Gertz Manero. No, no nos faltan razones para desear que termine de manera adelantada este ‘sexenio’, y esperar tiempos mejores. “Nada puede ser peor que lo que estamos viviendo”, dirían algunos.
Pero qué creen, mejor no. Mejor nos aguantamos y obligamos al presidente a terminar su mandato hasta 2024. Mejor lo obligamos a rendir cuentas y a hacer frente a la responsabilidad que tiene del desastre de país que está dejando. Mejor lo desinflamos desde ahora para que su movimiento llegue muy debilitado a las elecciones de 2024.
¿Por qué? ¿Por qué aguantar más de dos años adicionales de este desastre? Creo que es mejor no acudir a la consulta por lo siguiente:
1. La ‘revocación de mandato’ no fue una iniciativa ciudadana, que es lo que prevé la ley. No, la consulta para la ‘revocación’ fue originada por el mismo López Obrador para obtener una RATIFICACIÓN de lo que está haciendo, con la finalidad de buscar argumentos para su permanencia en el poder. De hecho, hubo cientos de miles de firmas falsas para lograr que se hiciera la consulta. Es la misma estrategia que siguió Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Putin en Rusia (de manera análoga) y varios más. Esos personajes, cuando obtuvieron esa ‘ratificación’, cambiaron la ley para validar su permanencia en el poder. Esa ha sido la manera que estos ‘líderes’ han encontrado para eternizarse, con los resultados nefastos que todos conocemos. NO debemos abrir esa posibilidad. Es un camino peligroso para México. Ya fue electo, ya ni modo. Terminas y te vas. No le demos oportunidad de mantenerse en el poder.
2. La revocación ha estado viciada de origen, con la complicidad de varios miembros de la Suprema Corte de Justicia. Además de que no fue una iniciativa ciudadana, la pregunta que se hará en la consulta no está de acuerdo con el mandato constitucional. La pregunta aprobada por la Corte incluye una parte que habla de “estar de acuerdo en que el presidente siga en su puesto”, por lo que no se trata de revocar o no el mandato, sino darle un espaldarazo al presidente. Ante una acción de inconstitucionalidad sobre la redacción de la pregunta, la Corte votó siete a cuatro que debía cambiarse la pregunta para dejarla sólo referida a la revocación del mandato. A pesar de ello, debido a que se necesitan ocho votos en la Corte para revertir la acción de inconstitucionalidad, la pregunta quedó viciada. Tres de esos cuatro ministros (que incluyen al presidente Zaldívar) fueron propuestos por López Obrador.
3. Es evidente que, aun en el remoto caso de que el presidente perdiera la consulta (no hay esperanzas de que se gane pues hay muchísimas personas que, estando en contra de lo que está haciendo el presidente, no vamos a acudir a la consulta), el presidente seguiría tomando las decisiones, nombrando a sus allegados, alimentando el odio y la polarización como hasta ahora, independientemente del morenista que fuera nombrado por el Congreso (con la mayoría de Morena). Y lo que es peor, López Obrador ya no tendría ‘responsabilidad’ de los hechos, pues legalmente lo estaría realizando quien quedara en su lugar, por lo que sería más difícil que pudiera imputársele alguna responsabilidad. Es decir, López Obrador seguiría mandando, pero ya sin responsabilidad legal de sus decisiones.
Por todo esto me parece que la mejor manera de mostrar nuestro rechazo al gobierno de López Obrador es, precisamente, no acudiendo a la consulta del 10 de abril. Sólo si las encuestas indicaran que habrá una participación de más de 50 por ciento, que dudo mucho, probablemente cambiaría de opinión. Pero si logramos, por ejemplo, que ni 20 por ciento de los electores acudan a las urnas, será una señal inequívoca que AMLO buscó un ‘respaldo’ y NO lo obtuvo. Al contrario. Será evidente que aún tiene la autoridad legal del Poder Ejecutivo, pero con muy baja legitimidad, y que cada vez que viole la ley siendo presidente, seguirán acumulándose las causales para su eventual enjuiciamiento. Presuntamente ha cometido innumerables delitos, muchos de ellos que ameritan cárcel, y es importante que López Obrador termine su mandato lo más debilitado posible para lograr que, eventualmente, se haga justicia.