Y ahora, para distraerse, la alcaldía Benito Juárez
Qué difícil es para la población de un país con la capacidad y el tamaño de México, con esa enorme necesidad de desarrollo y crecimiento, ver a su Presidente pelearse con los habitantes de una alcaldía de la Ciudad de México, porque no votaron por él.
México es este país con una enorme crisis de inseguridad, con los niveles de violencia más altos jamás vistos en la historia.
Es una economía que se derrumbó durante la crisis de la pandemia de Covid-19 y que ante la falta de programas de apoyo gubernamental no será capaz de recuperar el Producto Interno Bruto per cápita en todo lo que resta de este sexenio y mucho más.
Es un país con una extendida sequía que desde su Gobierno prefiere apostar a una contrarreforma energética que, entre otras calamidades, niega el cambio climático con su apuesta al carbón y el combustóleo.
Somos un país confrontado, dividido socialmente, que espanta más inversiones de las que es capaz de atraer y en medio de todo eso y, muchos otros problemas que tiene México, su Presidente se dedica a ofender y atacar a una pequeña población de la Ciudad de México que comete el pecado de no pensar como él.
En medio de un país con tantos problemas, Andrés Manuel López Obrador usa la tribuna presidencial para decir cosas como esta: “En Las Lomas viven gentes (SIC) con más dinero que los que viven en (la alcaldía) Benito Juárez, pero ideológicamente en Benito Juárez hay más pensamiento conservador”.
Si una declaración así ya sería un exceso en boca de un dirigente partidista o un diputado local, es inconcebible que venga del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Es un hecho, en la alcaldía Benito Juárez nunca ha ganado López Obrador una elección, ni sus candidatos a diputados, senadores, alcaldes y demás. Es una realidad que el nivel de escolaridad, ingresos y desarrollo de sus casi 500 mil habitantes, en 56 colonias, es superior al promedio del resto de la ciudad y del país.
El Índice de Desarrollo Humano Municipal de la ONU ubica a la alcaldía Benito Juárez en el primer lugar nacional y en niveles similares a entidades del primer mundo.
¿No debería un Presidente de México aspirar a que la población del resto del país alcanzara esos niveles de desarrollo que ha tenido durante muchos años la alcaldía Benito Juárez?
Pero no, le molesta que la gente que más entiende no sea capaz de apoyar su movimiento basado en el rencor y los sentimientos, y no en la razón y los resultados.
Al final, todo este tipo de lances son distractores, son formas de evadir la larga lista de problemas que tiene el país y que tiene su propio Gobierno.
Sin explicaciones para la riqueza de los más allegados, del abuso del poder de sus más cercanos, de la falta de resultados de sus propias políticas públicas, pues todo sirve.
Y ahora le sirvió como piñata para alimentar los rencores de sus seguidores el denostar a los habitantes de esa pequeña alcaldía de la Ciudad de México, donde viven mucho mejor que en el resto del país.