Confianza artificialmente creada

Todos, alguna vez en nuestra vida hemos tenido que vender algo. Ya sea, a nosotros mismos, un producto, una idea, o un proyecto, todos los días nos presentamos con audiencias que escuchan nuestra propuesta y compran, o no, nuestra oferta de valor.

Gran parte del éxito de esa venta, no depende de la argumentación técnica de la idea, sino que depende de la confianza que despertamos en nuestros interlocutores y eso se basa, en cierta medida, en nuestra apariencia física, pero en gran medida a nuestro lenguaje corporal y una vez que pasamos la barrera del rompimiento del hielo, en nuestras microexpresiones.

Pues la Inteligencia Artificial ya sabe eso y lo está aprovechando esa ventaja a su favor. Científicos de la Universidad de Lancaster en el Reino Unido, y de la Universidad de California, Berkeley, realizaron un experimento en el que usaron 800 imágenes en las que los sujetos evaluaron, si eran reales o no, y la confianza que les despertaban los sujetos que aparecían en las imágenes.

Después de tres experimentos realizados, en los que se presentaron imágenes de personas reales e imágenes realizadas con la técnica conocida como deep fake, en la que la Inteligencia Artificial (IA) recrea el rostro humano a partir de la combinación de facciones faciales de los rostros reales que se encuentran en su base de datos, el resultado fue que los sujetos del experimento confiaron más en los rostros artificiales. IA 1 – Humanos 0.

Los investigadores encontraron que las caras sintéticas, creadas por la IA, tenían una calificación promedio de 7.7% más confianza que la calificación promedio de las caras de personas reales, presentadas por el equipo que realizó la investigación. Esto, según los científicos, es “estadísticamente significativo”, por lo tanto hay más empatía en los rostros artificialmente creados.

Las tres caras calificadas como más confiables fueron falsas, mientras que las cuatro caras calificadas como menos confiables eran reales. Esto es porque la Inteligencia Artificial ya aprendió a adaptarse al juicio humano y nos presenta aquellas microexpresiones en las que confiamos más. Es como sucede en la realidad, los mejores vendedores, son aquellos que desarrollan técnicas para generar más confianza en el mercado.

Aunque revelador, el resultado no dejó muy conformes a los investigadores, que no nos extrañe que muy pronto los comerciales publicitarios dejen de contratar actores para su realización y que sean actores logrados con IA los que nos presenten productos de toda índole. Este podría ser solo el principio de una nueva era en la que la manipulación llegue a niveles superlativos, lo que dará inicio al debate en todo el mundo.

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