Predicción de la supervivencia

Todos tenemos almacenado en nuestro inconsciente información relacionada con protocolos de seguridad, que en mayor o menor medida de paranoia, nos ayudan a protegernos de eventuales riesgos que puedan afectar nuestro bienestar personal. Por naturaleza tenemos grabado el código de la preservación y técnicamente vivimos tomando decisiones que reducen la probabilidad de caer en manos de actos criminales en nuestra contra.

Esas elecciones tienen que ver con: el lugar donde vivimos; la forma en la que aseguramos y resguardamos nuestras propiedades; con quien nos relacionamos; en qué y dónde trabajamos, estudiamos o nos divertimos; las horas en las que nos transportamos, las rutas que tomamos, el medio de transporte que usamos. A todo eso también hay que sumarle el mundo que vivimos digitalmente, y que principalmente tiene que ver con nuestros equipos, conexiones y plataformas de comunicación que usamos.

En los últimos años, el gobierno ha venido realizando acciones en relación con el combate y la resolución de delitos, algunos del lado de la prevención, pero muy poco se ha trabajado en la predicción de actos ilícitos. En términos reales, la Policía está tan preocupada con lo urgente que ya sucedió, que no se puede concentrar en lo importante, es decir, en lo que no ha sucedido. Siempre están un paso atrás del crimen.

El modelo de negocio de la mayor parte de las aplicaciones que hoy consumimos están basadas en operación, logística y aseguramiento, pero no en la toma de decisiones, predicción o prevención. Es un cambio de paradigma completo en el que eventualmente nos tendremos que enfocar como humanidad.

Existen casos en Asia, sobre todo en China, que el gobierno lleva años realizando inversiones tecnológicas y en los que, en aras del bien común, está dispuesta a ser laxa con el bien individual, en los que ya se están desarrollando servicios digitales con esas características.

Imaginemos una aplicación que nos ayude a predecir con base en probabilidad, el riesgo de vivir nuestra vida, sin tener que modificar radicalmente nuestros patrones de comportamiento y lo único que tuviéramos que hacer es ajustar actividades dependiendo de las circunstancias. Eso es algo que ya es posible y que ya se está trabajando mientras escribo esta columna en startups, sobre todo de Asia.

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