El costo de amenazar con una guerra comercial
Durante décadas nos acostumbramos a que la globalización y las reglas de intercambio comercial fueran algo inamovible y, aunque imperfectas, hubo pocos esfuerzos por mejorar su funcionamiento.
El resultado es que hoy el presidente de Estados Unidos (EU) ha tomado la iniciativa de hacer cambios de manera unilateral. Sin embargo, estos han sido erráticos, sin una lógica clara y amenazan con debilitar el sistema que hasta hoy rige el comercio internacional.
Trump llegó a la presidencia con la amenaza de cambiar la relación comercial de EU con sus principales socios. Pero estos cambios no han sido en línea recta, pues han estado rodeados de contradicciones. Se salió de TPP para después plantear la posibilidad de regresar a él. Inició pláticas con China para reducir el déficit que EU tiene con ese país, pero en lugar de avanzar por esa vía, cambia intempestivamente a una confrontación imponiendo aranceles. Algo similar hizo con México y Canadá, con quienes negocia el TLCAN, pero a quienes ataca simultáneamente.
Algunos expertos señalan que uno de los principales costos de esta estrategia es que daña la credibilidad de EU y debilita a las instituciones que él mismo creó en el siglo XX.
Jeffrey Frankel, de la Universidad de Harvard, subraya que la decisión de imponer aranceles que violan los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio y otros acuerdos internacionales no sólo tienen un impacto negativo económico, sino que además generan desconfianza en EU e incentivan acciones similares de parte de otros países.
Igualmente Mohamed El Ehrian, de Allianz, advierte que la estrategia de confrontación arancelaria entre las principales potencias genera riesgos importantes. Anteriormente, los ajustes a la política comercial entre países solían hacerse con base en la cooperación. El riesgo es que, como en el ‘dilema del prisionero’, un juego de no cooperación lleva a un resultado de destrucción individual y colectivo.
En los últimos días las posturas entre China y EU se han radicalizado y muy probablemente el próximo 6 de julio entre en vigor la primera etapa de aranceles y represalias entre ambos países, por un total de 34 mil millones de dólares (mmd). Un par de semanas después serán 16 mmd adicionales y probablemente se añadan 200 mmd más si ninguno de los dos países cambia de estrategia.
El resultado de la imposición de aranceles será cuestionable. Trump busca con ésta incrementar la actividad y el empleo manufacturero en EU. Sin embargo, según Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, es más probable que los aranceles a China, productos gravados, terminen siendo producidos en algún otro país (incluso podría ser México) y en caso de que su producción regresara a EU, es probable que sean producidos en su mayoría por robots y el número de empleos que regrese a EU sea menor.
Así, mientras que EU cambia de una posición a otra, el futuro de las instituciones y la continuidad de un esquema de cooperación entre países está en juego. Aun cuando logremos evitar una guerra comercial, es posible que el daño ya este hecho.