La lucha contra la inflación incrementa riesgo de recesión

Ante la creciente inflación que enfrentan las principales economías en el mundo, los distintos gobiernos inician diversas medidas para reducir la liquidez en sus mercados financieros. Como resultado se tiene el temor de que reduzcan sus crecimientos económicos e incluso caigan en recesión. En el caso de México esto es todavía más preocupante, porque nuestra economía no solo no ha logrado regresar a los niveles previos a la pandemia, sino que incluso diversas variables ya muestran una nueva tendencia a la baja, como es el caso de la inversión y la masa salarial real.

La inflación tiene un elevado costo social y político, ya que distorsiona el funcionamiento de los mercados, impide la correcta y eficiente asignación de los recursos, reduce el ingreso real de las personas que tienen ingresos fijos, como son los asalariados y los jubilados, castiga el ahorro de las sociedades y en general deteriora el desarrollo de las economías.

A pesar del riesgo de provocar incrementos en los precios, durante los pasados años distintos gobiernos siguieron políticas monetarias expansivas creyendo que las mismas traerían beneficios económicos y políticos, sin tener que enfrentar sus costos en el corto plazo. Sin embargo, las distintas distorsiones que estas políticas han creado en sus economías y en las sociedades ya tienen mayores costos que beneficios, siendo el principal la creciente inflación.

Ante este escenario, el banco central de la economía más grande del mundo, es decir la Fed de los Estados Unidos, anunció en días recientes un incremento de su tasa de referencia de 50 puntos base, para situarla en un rango de 0.75 a 1.00 por ciento. Asimismo, avisó que continuará con más incrementos en los siguientes meses, además reducirá sus activos a partir de junio, lo que significa que bajará de manera paulatina su emisión de liquidez para adquirir bonos en los mercados financieros. Aunque esta tasa de interés es todavía muy pequeña en comparación a la inflación que tiene, la cual es superior a 8.0 por ciento anual, muestra su decisión de avanzar en la dirección correcta para controlar la inflación.

Las demás economías del mundo tendrán que elevar sus tasas de interés, si no quieren propiciar salida de capitales, lo que provocaría devaluación de sus propias divisas, con lo que elevarían aún más sus inflaciones. En varios casos tendrán que elevar aún más sus tasas de interés, debido a sus riesgos internos, como es el caso de México, de Argentina y de Turquía entre otros. En nuestro país, la tasa de referencia del Banco Central es de 7.0 por ciento, mientras que la de Estados Unidos es de solo 1.0 por ciento, con inflaciones análogas. Esto es reflejo de la mayor incertidumbre en México, la existencia de instituciones débiles y de un Estado de derecho que con frecuencia no se respeta, así como de una mayor inseguridad.

Esta reducción de la liquidez propiciará una menor demanda agregada en la gran mayoría de las economías, menores ventas e ingresos para las empresas y las personas. Los bancos centrales estarán tratando de encontrar el difícil equilibrio entre mayores tasas de interés para revertir la inflación, pero no tanto como para provocar una recesión, en un muy difícil entorno internacional de una guerra en Europa Oriental, la aparición de una nueva cepa del Covid en China y un proceso manufacturero de desglobalización.

Por su parte, las empresas tienen que ajustar sus procesos productivos para seguir siendo rentables en un entorno de menor demanda por sus bienes y servicios, al mismo tiempo que enfrentan cambios en los precios relativos de sus insumos y crecientes costos financieros derivados de la mayor astringencia crediticia.

Errores en las políticas monetarias, precipitaciones en las reacciones de las empresas e inflexibilidad en los gobiernos en un medio cambiante propiciarían recesiones en los distintos sectores y países en los próximos años. El gobierno mexicano tendrá que ser muy hábil para sortear de manera exitosa el difícil entorno que ya se inició, reduciendo así el costo para la sociedad, al mismo tiempo que enfrentará mayores presiones financieras.

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