Capitalistas y socialistas
Por Salvador Martínez García
Desde el inicio de la presente administración se sabía de las profundas diferencias entre lo que sería el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el de Washington, entonces en manos de Donald Trump.
No eran pocos los que auguraban, e incluso deseaban, una confrontación entre los dos países, en la cual, obviamente, la peor parte sería para México.
Sin embargo, eso no sucedió y aunque las diferencias fueron notables y lo son más ahora, privó el dialogo y la negociación, bajo un principio de independencia nacional.
Con Joe Biden, el demócrata presidente, que podría suponer menos distancia con este régimen nacional, las cosas no ha mejorado y, por momentos parecen agudizarse con las posturas intromisionistas del embajador Ken Salazar, sin llegarse, hasta ahora a conflictos serios.
Recientemente las declaraciones del expresidente Trump en Ohio volvieron a calentar el ambiente, con la supuesta sumisión del Canciller mexicano, Marcelo Ebrard, a los designios del controvertido republicano, que en su alocución ironizó con un comentario sobre López Obrador en el sentido de que “es socialista pero me cae bien”.
Con la misma ironía respondió el hombre de Macuspana al señalar que “es capitalista pero me cae bien” en alusión a Donald.
Lo cierto es que la esgrima verbal, por habilidosa que sea, no coadyuva al mejoramiento del ambiente diplomático y político entre ambas naciones, máxime cuando en los dos países se tendrán elecciones presidenciales en dos años.
Allá Trump parece querer ser nuevamente candidato por el partido republicano, mientras que los demócratas no hallan aún a su postulado, pues afirman que Biden no está en condiciones de reelegirse por su salud y comportamiento en la Casa Blanca.
Aquí, López Obrador ya no será candidato pero si puede ser algún hombre o mujer cercano a su equipo que garantice el mantenimiento de la línea política de la 4T.
Vienen dos años complicados de estira y afloja en el que las presiones externas vendrán de republicanos y demócratas, como pocas veces se ha vivido en las últimas décadas. Habrá que resistir.
SUSURROS
Mucho se aplaudió la reforma legal para mantener el control absoluto del litio como bien nacional. Se aplaude la decisión pero hay otros elementos en riesgo de privatización directa o indirecta como lo es el agua, líquido vital para la supervivencia humana.
La consultora Grand View Research estimó en 238 mil millones de dólares el precio del mercado del agua en el pasado año, bajo un esquema de gran concentración de líquido por parte de empresas privadas, especialmente las refresqueras.
Algo se tiene que hacer, y pronto, para resolver el problema del agua de la cual carece el 63 por ciento de los mexicanos. El agua debe ser del Estado y ser considerado como derecho humano de todos los mexicanos.