COVID-19, qué aprendimos y la 5a ola
Por Héctor L. Frisbie
En estos pocos más de dos años de pandemia hemos tenido una serie de lecciones y procuraré resumirlas en las que a mí me parecen las cuatro más importantes.
Recientemente hemos visto en Mexico información del incremento porcentual de casos COVID. Esto que se ha llamado la quinta ola en otras naciones, lo cual llega México después de un poco más de dos años del inicio de la pandemia de COVID-19
Para quienes nos dedicamos a las ciencia e insistimos en ser constructivos y aportar ante los fenómenos de salud pública, vemos la elevación de casos o quinta ola como una nueva oportunidad de reforzar, repasar y reiterar lo que se debe hacer y cómo se puede prevenir el número de casos graves y la muerte asociada a ello.
En estos pocos más de dos años de pandemia hemos tenido una serie de lecciones y procuraré resumirlas en las que a mí me parecen las cuatro más importantes,
Primera: los brotes, epidemias y pandemias es algo que no podemos evitar. Vendrán y debemos estar preparados a que estas eventualidades no se conviertan por falta de disciplina, orden, y planeación en una tragedia en un desastre. Vimos con tristeza que el mundo no está preparado para este tipo de fenómenos en salud pública y tampoco los sistemas de salud han sido creados para contener estas eventualidades que llegaran de manera reiterada y no podemos hacer nada para evitarlo. Sólo podemos moderar su impacto si es que estamos apropiadamente preparados.
Segunda: debemos identificar las fuentes confiables de información y a quién escuchar. Durante esta pandemia aprendimos mucho de muchas científicas y científicos que decidieron construir y siempre aportar lo mejor de sí para divulgar información que invita a las personas a tomar decisiones informadas con base en el conocimiento. Los medios de comunicación, periodistas, comunicadoras y comunicadores decidieron a quién abrirle los micrófonos y sus plataformas. Una cantidad importante de ellas y ellos no tienen la obligación de saber ciencia, pero ahora tendrán la posibilidad de ser más selectivas al momento de decidir posicionarse como un medio de comunicación constructivo y sustentado científicamente o si por el contrario le apuestan a ser agoreros del desastre con un fin diferente al interés informativo.
Tercero: es innegable que los descubrimientos más importantes en la ciencia médica del siglo XX, las vacunas y los antibióticos incluyendo los antivirales son lo que ha aportado valor a las acciones en salud pública incrementando la expectativa de vida y la calidad de vida para la población. Vemos con tristeza aún personas que se alinearon a la promoción de ideas contrarias a la aplicación de vacunas, a medidas de control sanitario como el uso de cubrebocas, el distanciamiento social y la reducción del desplazamiento de personas. Estas actitudes disruptivas causaron enfermedad y muerte sin duda.
Cuarto: las condiciones de salud en las que cada uno de nosotros decidimos vivir son la plataforma desde la cual despega la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte ante un fenómeno infeccioso en salud pública. Las personas con problemas de salud que al llegar una enfermedad infecciosa se conocen como comorbilidades, posicionan a las personas en desventaja poniendo en riesgo la vida de las personas y en caso de sobrevivir, la calidad de vida se verá seriamente deteriorada. El llevar un estilo de vida saludable dentro de un gran catálogo de opciones es una decisión inteligente y deberá ser fomentado desde los gobiernos para facilitar el acceso a una dieta saludable, una reducción a la exposición de sustancias nocivas no sólo en tabaco y alcohol, sino también en productos refinados que causan un estado inflamatorio crónico, el cual hace vulnerables a las personas.
Todos quienes decidimos difundir ciencia durante la pandemia hemos sido y somos sujeto de escrutinio público y debemos asumir la responsabilidad de lo que hemos dicho y hemos analizado. No es necesario que nosotros que decidimos hablar de ciencia califiquemos a alguien más que lo hace. En la ciencia el tiempo siempre acomoda a cada quien en su sitio y eso determina que el resto de nuestra trayectoria profesional sea un camino pavimentado sólidamente o que sea un sendero difícil de continuar y lleno de obstáculos que nosotros mismos con nuestra palabras y acciones construimos y a nadie podremos hacer responsable de ello más que a nosotros.