Nuevo Sindicalismo
En México, el fantasma del sindicalismo charro sigue presente. Sin embargo, la reforma constitucional en materia laboral de 2017, la ratificación del convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la firma del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC) han sido fundamentales para la recomposición del mundo laboral.
Lejos estamos de la perfección en la atención a los derechos de los trabajadores, pero los elementos fundamentales son la transparencia, la rendición de cuentas y la elección de las dirigencias sindicales. Con el objetivo fundamental de democratizar los sindicatos, ya es obligatorio que el trabajador emita su voto personal de manera directa y secreta para elegir a sus dirigentes.
El T-MEC ha obligado a la transformación de la vida sindical, y obliga a que se respete la ley a quienes representen a los trabajadores en los sindicatos que son llamados a vivir democráticamente en busca de su empoderamiento y también se espera del empleador el respeto de las reglas democráticas para evitar sanciones. El ente regulador es el Centro Federal de Conciliación y Registros Laboral, que juega un papel importante.
En México tenemos dos representaciones sindicales que todos conocemos. La vieja Confederación de Trabajadores de México (CTM), que dirige Carlos Aceves del Olmo, y la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), que encabeza Pedro Haces.
La CATEM nos sorprendió hace unos días con la instalación de una oficina en la capital de los Estados Unidos de América, para realizar una migración laboral ordenada que es del orden de 35 millones de mexicanos que viven y trabajan en el vecino país del norte. En los próximos días, el dirigente del organismo sindical Pedro Haces se incorporará a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el foro donde se busca hacer frente a los desafíos.
Si los trabajos que la CATEM bajó la dirigencia de Pedro Haces están encaminados para el beneficio de los trabajadores vía la aplicación de reglas democráticas en la vida sindical y beneficios reales de los sindicalizados, la recomposición laboral sí podrá hacer frente a los desafíos en nuestro país.