Ahora es la CNDH la que embiste al INE

Por Adrián Trejo

Si alguien tenía dudas sobre la partidización de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), solo lea las coincidencias entre su visión y la del Gobierno federal (y Morena) respecto al INE.

La CNDH había perdido su credibilidad desde la forma en la que fue votada Rosario Piedra Ibarra como su presidenta; luego, vino su desafortunada posición a favor de la extensión de la presencia militar en funciones de policía, hasta el 2028, usando como argumentos propios los de la iniciativa que fue votada y aprobada.

Ahora, como si en el país no hubiera un abanico enorme de violaciones a los derechos humanos, como si no hubiera abusos de autoridades de cualquier orden de Gobierno, la señora Piedra arremete contra el INE.

Según la CNDH, tanto el actual INE, como los desaparecidos IFE y la Comisión Federal Electoral -que dependía de la Secretaría de Gobernación y ahora pretenden revivir con otro nombre- han sido órganos autónomos “únicamente de nombre”.

“Instrumentos parciales, de sabotaje de la voluntad del pueblo, que solo han servido para el mantenimiento de vicios que, por años, sino es que, por siglos, han manchado nuestros procesos electorales’, dice en un comunicado.

La CNDH utiliza exactamente los mismos argumentos que el presidente López Obrador y los diputados de Morena para descalificar al INE, tal como ocurrió hace unos meses para defender la militarización de la seguridad pública.

Primero, se justifica acusando que “el titular del INE’’, Lorenzo Córdova, les endilgó argumentos descalificatorios “como pretexto para argumentar la inmovilidad del Instituto’’.

“Frente a ello, hacemos un llamado a la responsabilidad y a la autocrítica, y para que en lugar de guerras sucias se aliente una discusión honesta del tema electoral, más allá de intereses inconfesables y prejuicios, que nos permita recuperar la confianza en las instituciones, transformándolas, a efecto de que sean lo que no han sido: instrumentos reales al servicio de la voluntad y los intereses del pueblo’’.

Y ahí va su propuesta de debate:

“Los privilegios y gastos excesivos que implica sostener el actual aparato del INE, o la necesidad de facilitar la expresión popular ampliando los mecanismos institucionales de la democracia participativa, o la forma de elegir a las autoridades encargadas de organizar y vigilar las elecciones a efecto de evitar las arbitrariedades partidistas que nos heredó el viejo régimen, así como acotar los periodos de gestión de dichas autoridades, elementos todos estos que nos permitirán construir una auténtica pluralidad y democracia’’.

La CNDH ya había enviado, en agosto pasado, una recomendación al INE, en los mismos términos, en atención a “usuarios de redes sociales’’ quienes consideraron que se ponía en peligro su derecho y el derecho de terceros a la libertad de expresión por decisiones del INE que derivaban en actos de censura.

Como si no hubiera tarea más importante que sumarse al coro institucional en contra de las autoridades electorales, la Comisión que fue creada como contrapeso del poder político, se partidizó.

Se murió de un rocazo.

La jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum tuvo dos eventos taquilleros este fin de semana, en Puebla y Chihuahua, respectivamente.

El sábado, en la primera entidad, reunió a unos 20,000 morenistas y el domingo a unos 5,000, en Ciudad Juárez.

Los números, dicen, apantallan y hay algo de razón en eso.

Lo que no queda lugar a dudas es que Sheinbaum tiene el apoyo de los gobernadores a los que visita los fines de semana, como se puede ver en las facilidades que le otorgan para sus multitudinarios eventos.
Algo que, por ejemplo, no tienen Adán Augusto ni Marcelo Ebrard.

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