Narcotráfico: La corrupción, al más alto nivel

Por Ricardo Ravelo

“En el Estado de México lo conocen muy bien, pero los cañonazos de dólares impiden que sea detenido”.

Mediante sobornos a fiscales, policías y autoridades judiciales, el presunto narcotraficante Álvaro Sánchez Sánchez –cuyo feudo está en el Estado de México y Querétaro –se mantiene en libertad en territorio nacional pese a que cuenta con una orden de captura por parte de autoridades de Estados Unidos, en la que se le acusa del delito de conspiración para traficar drogas En aquel territorio se le conoce como Noé Arce Sánchez, según la ficha WI1515730.

Este personaje, de acuerdo con un informe de inteligencia del Estado de México, cuenta con un poderío económico descomunal: ranchos, residencias, ganado de alto registro, vehículos, aeronaves; también dispone de amplios contactos en el continente Latinoamericano y en Estados Unidos, claves en su negocio del tráfico de drogas.

En el Estado de México lo conocen muy bien, pero los cañonazos de dólares impiden que sea detenido. En su historial existen videos en los que sostiene entrevistas con funcionarios de la fiscalía mexiquense, sus protectores y cómplices. Es verdaderamente imbatible gracias a la corrupción.

Y ese poder corruptor de que dispone también es utilizado por él para acusar falsamente y encarcelar a sus enemigos o a quienes no se alían a sus negocios. Tal es el caso de Jhovani Aguirre Benitez, a quien conoció en Luvianos, Estado de México, en el año 2017. De ser amigos, ahora con acérrimos enemigos.

Después de sostener con él varios encuentros, un día –según cuenta Aguirre Benitez –le llamó por teléfono. Le pidió que le facilitara sus camiones de carga para mover droga desde Chiapas. Aguirre Benítez se dedica a la compra, engorda y venta de ganado. “Es que a tus camiones nunca los paran”, le dijo Sánchez Sánchez.

Aguirre Benítez se negó a participar. Le dijo que no tenía necesidad de meterse a ese negocio porque el suyo era legal y le iba muy bien. Esta respuesta se repitió varias veces ante la insistencia de Sánchez de que participara con él en el tráfico de cocaína.

Un día, Sánchez Sánchez se emborrachó y le llamó a Jhovani Aguirre: le dijo que si no colaboraba con él lo iba a matar. Y así empezó una persecución tan feroz que Aguirre terminó encarcelado acusado de trata de personas, fraude y posesión y distribución de drogas. Todo fue construido, a la mala, por agentes al servicio de Sánchez Sánchez, a quienes les pagó, según denunció Aguirre Benítez, para sembrarle la droga y detenerlo. Actualmente está preso en el penal de Santa Marta a punto de ser sentenciado.

No es todo: el presunto capo ha enderezado un fuerte hostigamiento en contra de familiares de Aguirre Benítez: en unos cuatro días, a más tardar, el juez de la causa –Marco Antonio Fuentes Tapia, quien lleva el juicio oral 07/2022 relacionado con la causa penal 364/2021 –dictará sentencia y todo indica que será condenatoria.

Lo extraño de todo esto, de acuerdo con denuncias interpuestas por familiares de Aguirre Benítez, es que Álvaro Sánchez “nos mandó decir con un intermediario que tiene agarrado al juez y que de él depende si le dan ocho o veinte años”. Y, según la misma denuncia, les exigió que si no quieren ser levantados y asesinados deben bajar toda la información que se ha publicado en su contra en todos los medios de comunicación; que si no lo hacen mandará unas cien patrullas para que los detengan y los desaparezcan”.

El poder de Sánchez Sánchez es tan desmedido que de nada valió que elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana lo detuvieron y lo dejaron ir; de igual forma corrompió a agentes policiacos del sur de Veracruz cuando le aseguraron un tráiler con cocaína. Se asegura que pagó un millón de dólares por dejar ir al tractocamión.

En junio de 2019, en la comunidad de Rincón del Cristo, Sultepec, Estado de México, Álvaro Sánchez fue perseguido y a punto estuvo de caer en manos de la justicia. La persecución fue de tal magnitud que un helicóptero de su propiedad fue derribado a tiros. En ese lugar se desarrollaba una gran fiesta –un verdadero bacanal, según cuentan testigos –cuando empezó la persecución. En el video que circula en redes las autoridades del Estado de México aseguraron que recibieron una denuncia anónima sobre los sobrevuelos del helicóptero; se observa en el video que en realidad lo usaron para recreación de Sánchez Sánchez y familiares. La policía arribó al lugar y comenzó el tiroteo que derivó en la caída de la aeronave. Nunca de confirmó que lo hayan usado para trasladar a una persona enferma.

Incluso en el video aparece declarando una mujer que asegura que ellos fueron atacados por la policía. Dicha persona responde al nombre de Orfelina Rebollar, quien aparece registrada por las autoridades como parte del organigrama del cártel de los hermanos Sánchez Sánchez. Es considerada la mano derecha de Álvaro Sánchez, el jefe de la organización criminal. De acuerdo con informes policiacos, la propiedad del helicóptero se le atribuyó a ella, aunque luego aparecieron otros informes al respecto. En medio del tiroteo y como consecuencia del desplome de la aeronave, el piloto José Luis Hernández Barroso fue el único que murió.

Existe el antecedente de que, horas antes del desplome del helicóptero, el piloto había sido denunciado por lanza volantes en Texcoco relacionados con un grupo delincuencial en la Feria del Caballo 2017. Era socio de la compañía Pulsar Mexicana, dedicada a la compra, venta y renta de helicópteros para fumigación. Había trabajado 27 años para la extinta Procuraduría General de la República. Lo que ahora se sabe es que el verdadero dueño del helicóptero es Leoncio Flores Sánchez. Las autoridades saben que este personaje suele viajar con frecuencia a Ecuador, Guatemala y Colombia.

Sin embargo, la parentela de Sánchez Sánchez acusó a la policía de violar su privacidad y de dispararle al helicóptero que, según dijeron, lo habían alquilado entre todos para trasladar a un hospital “a mi tía Elfega”, ya que estaba muy enferma.

“No la podíamos mover por el dolor que tiene en sus caderas y piernas”, publicaron en una cuenta de Facebook. La publicación agrega. “¿Qué no vamos a poder rentar un helicóptero? Si no es la gran cosa, no más que la gente que no sabe pues no sabe lo que habla porque no conoce”. La versión de los familiares de Sánchez sostiene que el aparato fue rentado para trasladar a un enfermo, pero otra versión sostiene que el presunto capo era perseguido.

La historia del caso Jhovani Aguirre está plasmada en una denuncia de hechos que él mismo interpuso ante la Fiscalía General de la República:

A continuación se citan las partes medulares de la denuncia:

A principios del mes de diciembre del año 2017, sin recordar la fecha exacta, conocí al señor Álvaro Sánchez Sánchez, pues llegó este personaje a disfrutar de unas fiestas patronales de mi pueblo Luvianos, Estado de México; ahí en el pueblo conviví con él de una manera muy normal hasta ese momento e incluso llegó a conocer mi casa y a mi familia, y yo a su familia y algunas de sus propiedades, lógicamente, a esas alturas de la relación intercambiamos números telefónicos.

            A principios del mes de diciembre del año 2020 recibí una llamada telefónica a mi teléfono móvil de este señor Álvaro Sánchez, me dijo: ´Mira, Jhovani, este año me ha ido muy mal en mi negocio por la línea de trasiego de Tapachula a Querétaro y me he dado cuenta que tú tienes varios camiones donde transportas tu ganado, tu empresa es muy reconocida y las empresas para las que trabajas también gozan de un excelente prestigio. Me he percatado que la policía no te revisa tus camiones. ¿Por qué no me ayudas a transportar mi droga, y así me apoyas a recuperarme un poco? A lo cual yo me negué rotundamente diciéndole: No, viejo, no te confundas, a mi ese tipo de negocios no me interesan, discúlpame pero no te puedo ayudar, yo tengo una empresa limpia que me ha costado toda una vida de trabajo y no la puedo exponer por ti ni por nadie.

            Sánchez Sánchez insistió en el tema a finales del 2020. “Yo le volví a responder lo mismo”, cuenta Jhovani Aguirre.

Añade:

Resulta que a principios del mes de enero de 2021, creo que fue el 05 de enero de 2021, me encontraba en mi casa ubicada en Suchilapa del Río, Jesús Carranza, Veracruz. Nuevamente me marcó al teléfono móvil este señor Álvaro Sánchez, quien se escuchaba un poco ebrio y de una manera altanera, grosera, prepotente y amenazante me dijo: “ Mira hijo de tu puta madre, si no estás conmigo estás en mi contra, y los que están contra mi se los carga la chingada. No me quisiste ayudar a pesar de que te lo pedí varias veces y de la mejor manera, ahora atente a las consecuencias, te voy a matar, te voy a quebrar hijo de tu puta madre..

            Yo le colgué—narra Aguirre Benítez –porque tengo entendido que este malandro le paga grandes cantidades de dinero a las Fiscalías de Veracruz, Ciudad de México, Estado de México, Querétaro, así como a la Guardia Nacional, a Inteligencia Financiera , a FEMDO, SEIDO y hace mucho hincapié en que le paga fuertes cantidades al fiscal regional de Coatzacoalcos, y a un capitán del Ejército de esa misma región, lo anterior, para poder enfrentar y acabar con sus enemigos.

            Jhovani Aguirre detalla en su denuncia de hechos que Sánchez Sánchez corrompió a gente para que presentaran una denuncia falsa en su contra por robo a mano armada de 2, 500 pesos “a una señora que nunca en mi vida he visto”; mediante corrupción, autoridades liberaron orden de aprehensión en contra del quejoso; asegura que también “corrompió gente” para que presentaran otra denuncia por trata de personas, “donde señala que me dedico a prostituir a mujeres. La carpeta de investigación quedó registrada bajo el número TOL/FTP/FTP/127144/21/05

De igual forma interpuso denuncias en contra de la esposa de Jhovani Aguirre e incluso de “mi hermano Fermín Aguirre y contra mi “por el delito de secuestro, algo ilógico, dice, ya que me encuentro privado de mi libertad desde hace varios meses.

El 14 de agosto del 2021, Jhovani Aguirre fue acusado de portación de arma y posesión de cocaína con fines de comercialización. Este fue otro plan maquinado por Álvaro Sánchez, mediante un grupo de agentes de la Ciudad de México, sus aliados; en su denuncia cuenta que ese día fue bajado violentamente de su automóvil y debajo del asiento del copiloto sacaron una pistola calibre .380 “que los mismos policías sembraron”.

Jhovani Aguirre fue puesto a disposición del Ministerio Público Federal y dieciséis horas después las autoridades realizaron otra revisión a su vehículo y hallaron un paquete con mil gramos de cocaína. El vehículo asegurado extrañamente nunca fue puesto a resguardo.

Con base en la droga hallada dieciséis horas después de su detención, Aguirre Benítez fue acusado de posesión de droga con fines de comercialización; también de portar el arma prohibida. El juez de la causa lo vinculó a proceso y desde entonces está en prisión. Primero estuvo en el reclusorio Norte, pero fue cambiado a Santa Marta Acatitla, presuntamente por órdenes de Álvaro Sánchez.

El día que Jhovani guirre fue declarado formalmente preso, Álvaro Sánchez se presentó ante las autoridades sin ser molestado, al contrario, llegó y encaró a Jhovani Aguirre, quien recuerda lo que aquel le expresó: “Ya valiste madre por pendejo, por no querer ayudarme”.

A unos días de que el juez de la causa dicte sentencia, el presunto capo Sánchez Sánchez ya sabe la pena que le impondrán. Le mandó a la familia de Aguirre Benitez que de ellos depende si le dan ocho o veinte años de prisión; los amenazó de muerte: les dijo que los iba a desaparecer si no bajaban la información que se ha publicado en los medios informativos.

La familia de Jhovani Aguirre teme por su vida ante las amenazas de Sánchez Sánchez. Y piden el apoyo de las autoridades para ser protegidos. Pese a que Jhovani Aguirre ha interpuesto 16 denuncias ante organismos defensores de los derechos humanos ninguna autoridad ha atendido las quejas. Por ello, la familia pide la intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador.

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