Crisis ecológica

Por Gustavo de Hoyos Walther

Los efectos devastadores de esta situación ya se están dejando sentir en el planeta en la forma de catástrofes climáticas como incendios e inundaciones.

El próximo 18 de noviembre se llevará a cabo la vigésimo séptima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima en la ciudad Sharm el-Sheij, en Egipto.

El contexto global en que se realiza no parece ser muy halagüeño, pues el mundo atraviesa por una gran crisis financiera y económica de grandes proporciones. A esto hay que agregar las preocupantes noticias provenientes del reporte de la Organización Meteorológica Mundial según el cual los últimos ocho años han sido los más calurosos desde que se tienen registros. Dado que se sabe que el 2022 sobrepasó por 1.15 grados centígrados la media registrada en el periodo pre-industrial, se puede concluir que el aumento de la temperatura tiene como causa el patrón de industrialización que ha seguido la humanidad desde finales del siglo XIX.

Los efectos devastadores de esta situación ya se están dejando sentir en el planeta en la forma de catástrofes climáticas como incendios e inundaciones. No parece ayudar que hoy el mundo también experimenta otras crisis como la energética, la alimentaria y la de la deuda, así como el fantasma de la guerra en Ucrania y la amenaza del gigante chino sobre Taiwán.

A pesar de la promesa hecha por las naciones del mundo en el Acuerdo de París de mantener el calentamiento por debajo de los 2 grados centígrados, un Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente advierte que, de continuarse las tendencias actuales, el calentamiento para el fin del siglo XXI podría llegar a los 2.8 grados centígrados. Si esto es así, las trompetas del Apocalipsis sonarán con fuerza en todo el planeta.

A pesar de todas estas advertencias, varios países se niegan a cumplir con compromisos establecidos. Fue muy preocupante que el Gobierno de Donald Trump hubiera decidido salirse del Acuerdo de París, aunque esto ya ha sido rectificado por el Gobierno más razonable de Joseph Biden.

Como Trump o Bolsonaro, el Gobierno de López Obrador no parece entender que México no puede ni debe seguir una política ambiental que contribuya al efecto invernadero a escala planetaria. Esta política irresponsable es producto de una visión provinciana que no toma en cuenta que México se encuentra inmerso en un contexto global.

Hasta ahora el Presidente mexicano se ha salido con la suya al mandar mensajes en foros internacionales en favor del medio ambiente cuando en casa está practicando políticas contrarias a las que pregona en el exterior.

Ya veremos qué dirán los diplomáticos mexicanos en Sharm el-Sheij, por lo pronto, quienes en nuestro país tenemos clara la senda a seguir en materia ecológica ya nos encontramos definiendo un programa de acción para que México no sea sólo farol en la calle.

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