En busca de la oposición perdida

Por Ángel Alvaro Peña

Uno de los motivos por los que en los últimos años ha habido desbandadas en los partidos de oposición es el hecho de que a la oposición ya no la hacen como antes. La democracia merece partidos de oposición más serios, comprometidos con sus ideas y no sólo que descalifiquen todo lo que hace el Gobierno.

Resulta un insulto para México una oposición que deja su lugar a otros actores para seguir agrediendo como si en eso pudieran desgastar a los oradores contrincantes.  El vacío de la oposición, que representa un poder dentro el Estrado, fue ocupado por los empresarios que unidos a través de confederaciones y sindicatos crean una serie de iniciativas y propuestas que se toman en cuenta porque es la única oposición organizada que existe en el país.

Porque por otra parte está la sociedad que está inconforme con el Gobierno, pero no se siente representada por los partidos y menos aún por sus legisladores quienes en esta crisis de credibilidad del sistema electoral mexicano aparecen como fantasmas sin rumbo y ya no asustan a nadie. La oposición dejó vacante el lugar que le corresponde no sólo en el Legislativo sino en la propia administración pública, porque en la mayoría de las oficinas administrativas el país los mandos medios, los directores y subdirectores permanecen desde hace uno o dos sexenios anteriores, pero prefieren filtrar información agazapados antes que manifestarse abiertamente contra el actual Gobierno.

Apoyan a su estilo pero fuera de la legalidad y en las oficinas de Gobierno hay desestabilización que no desgasta la estructura del Gobierno ni la trayectoria del movimiento en el poder ni la imagen de sus líderes.

La oposición antes era seria y fuerte, ahora es superficial y frágil, tanto que no ha podido destacar una sola iniciativa de ley en cuatro años. Sus críticas opacan las pocas propuestas que hacen, porque los gritos son más fuertes que las ideas.

Mientras su apatía gobierna en lugar de sus militantes, los empresarios y líderes sociales están ocupando sus lugares frente a la sociedad, y será difícil rescatar esos espacios que llenaron ante vacío que provocaba su indiferencia a la verdadera tarea de una oposición.

La oposición muestra una obsesión por quitar al actual movimiento en el poder, muy similar a la que mantenía mucha gente en vísperas de las elecciones presidenciales de 2000, querían quitar al PRI del gobierno, y una vez que lo lograron no sabían qué hacer.

Los perros persiguen a las bicicletas todo el tiempo por las calles, el problema para ellos cuando las alcanzan es que no saben qué hacer. Lo mismo sucedió con Fox y podría suceder lo mismo si no se pone a trabajar una oposición que tiene cada día menos lugares en el espacio político.

Los partidos han sido rebasados por la sociedad en su totalidad; sin embargo, tratándose de la oposición se muestra esto más claramente porque no han sabido canalizar el descontento social, sus posturas son muy diferentes a las que protestas sociales, ellos sólo descalifican lo que hace el Gobierno, lo que quiere decir que la pauta la marca el Gobierno y ellos sólo siguen gritando tras temas que impone el poder.

Una manera muy legítima de fortalecer la democracia es echando a andar la maquinaria opositora que parece cansada y moribunda.

PEGA Y CORRE.- La comunidad migrante hace notar su presencia en los actos públicos en Estados Unidos. Esta vez, un joven de 33 años, de ascendencia italiana, arrojó una lata de agua mineral al senador republicano Ted Cruz, identificado con el racismo y los discursos de odio hacia los migrantes. El senador festejaba un triunfo del equipo de su estado… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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