Ultraderecha al ataque
Por Salvador Martínez García
La Ciudad de México fue escogida por la ultraderecha internacional para realizar un desesperado cónclave ante la visión progresista de la sociedad impulsada en muchas naciones del orbe, como la nuestra.
Sin recato alguno los participantes de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), entre los que se encontraron personajes tristemente célebres como Steve Bannon, exasesor de Donald Trump; Edoardo Bolsonaro, hijo del expresidente Brasileño, Jair Bolsonaro; Hermann Tertsch, eurodiputado del partido radical de derecha Vox, y por México, Eduardo Verástegui, de filiación panista, entre otros, se pronunciaron en contra del feminismo, la libertad de la mujer de decidir sobre su cuerpo, los derechos de la comunidad lésbico-gay y otras posturas, para ellos neomarxistas.
La intolerancia propia del fascismo quedó plenamente demostrada con los ataques a la dirigencia actual del PAN, tachándola de “derecha cobarde”, de tibios, que arropa a gente sin percepciones claras.
El ala conservadora del clero católico mundial y nacional, no el Papa Francisco, estuvo presente también en el cónclave, más que político, conspiracionista, diciéndose atacado por el gobierno del presidente López Obrador. De manera oficiosa a nombre de la iglesia el hijo del líder del sinarquismo Salvador Abascal Infante, Salvador Abascal Carranza, sentenció: “Cuando falta dios empiezan las problemas en cualquier sociedad”.
Obviamente su principal bandera son la propiedad privada y la libre empresa, escudadas en una moralidad ultraconservadora supuestamente defensora de la vida pero opresora de la mujer, las libertades y derechos sustantivos del ser humano.
Por eso no extraña que en el 112 aniversario de la Revolución Mexicana, el Ejecutivo Federal haya señalado “sin el apoyo de los más pobres, su gobierno hubiera sido derrotado por lo conservadores”, estos que están ardidos y desesperados por el avance de gobiernos de izquierda social en Américalatina.
SUSURROS
Contradictorio en su mensaje, Ricardo Monreal decidió lanzarse sólo como aspirante a ser el candidato a la Presidencia por Morena. Presenta un Plan de Reconciliación Nacional, cuando no puede ni siquiera lograr la reconciliación con su partido.
En la Arena México, el aún presidente de la Jucopo del Senado de la República como militante morenista, sin decirlo abrió un choque con la línea seguida por su partido y escudándose en frases atacó la política de la Cuarta Transformación, de la que seguramente muy pronto se desprenderá.
Evitó precisar nombres pero sólo como estrategia para alargar su agonía como morenista, mejor sería que aún ahora diera la batalla con todo dentro de su partido si en verdad creé tener respaldo popular, antes de aceptar el cobijo, por cierto ya pedido de Movimiento Ciudadano. Pero eso no va a suceder, ni modo.