Monreal a la caja de bateo

Por Diego Petersen Farah

“Si de algo está seguro Ricardo Monreal es que todas las miradas están sobre él”.

Ya dijo Monreal que no le darán base por bola a la ley electoral. La presión de uno y otro lado es mayúscula y el senador sabe que este su turno al bat más importante de los últimos años. Cómo juegue en esta decisión definirá en gran medida su futuro. Diciembre, dijo hace unos días, le gustó para definiciones, y esta puede ser su Navidad. Para seguir con la metáfora beisbolera digamos que Monreal tiene varias opciones en este turno al bat.

Toquesito. Fiel a su estilo y a la personalidad que se ha construido, el líder de Morena en el Senado no va a pasar la ley sin tocar una coma, no hará el oso que hicieron los diputados. Una opción es que discuta tres o cuatro temas de la reforma, nada trascendental, pero suficiente para que no quede como un abyecto más. La minuta regresaría a la Cámara de Diputados, se volvería a aprobar fast track y habemus reforma morenista, con un toque de Monreal.

Bateo libre. Otro nivel de intervención sería discutir seria y abiertamente los elementos de la reforma que se consideran regresivos, como que el INE no sancione a los candidatos, la desaparición de la secretaría general, la reducción drástica del Tribunal Electoral o la desaparición de los organismos estatales. Esto, que sería un reforma a la reforma, le daría oportunidad a la oposición de golpear a Morena, metería al senador en problemas con el presidente y su partido, pero lo acerca a la oposición y hasta lo haría ver como un demócrata.

Sacarla del parque: La más arriesgada de sus opciones es de plano rechazar la reforma. Ya demostró en un par de ocasiones que con sus votos más la oposición hacen mayoría y que podría frenar en seco el Plan B. Sería una afrenta directa al presidente y el inicio de su campaña con la oposición. No es un escenario fácil, pues la presión sobre los votos de los Morenistas de Monreal será descomunal.

Si de algo está seguro Ricardo Monreal es que todas las miradas están sobre él. Lo que está en juego no es solo su futuro político, es la forma de entender la democracia y las instituciones. La presión por ambos lados será enorme, sin embargo esos son los momentos que gozan los políticos de verdad, pues ante todo son narcisistas.

Es cierto, nunca un país se define por lo que haga o deje de hacer un solo hombre, así sea el líder más iluminado de la historia, pero también lo es que hace tiempo que el rumbo del país no recaía de manera tan fuerte sobre en los hombros de un solo hombre como en este momento lo tiene el líder de la bancada morenista en el Senado.

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