Rosario Guerra

Día Internacional de la Mujer

Es tal el miedo que López Obrador le tiene a las mujeres, que no las oye, no dialoga, no propone, no conoce del maltrato, de la angustia, ni de la soledad de las víctimas.

AMLO y Sheinbaum hicieron su mejor esfuerzo por crear miedo y evitar que la marcha del 8M tuviese una presencia importante. Dijeron se preveía que fuera sumamente violenta. Que se tenía información de que se preparaban bombas molotov, marros, sopletes, que no se trataba de feminismo, sino de una provocación contra su gobierno y la 4T. Sheinbaum dijo habría grupos violentos que participarían en la marcha, con gases pimienta y artefactos para atacar personas y comercios, según reportaban las propias provocadoras en redes sociales, aun cuando ella cumple con atender las demandas de las mujeres.

Todos los medios difundieron los mensajes, pues se trata de las autoridades más importantes en lo federal y en lo local. No se supo nada de la actuación del Estado para perseguir a estos grupos que tenían detectados, así como sus herramientas de violencia, para frenar esta posibilidad de ataques. Ni una investigación, ni una sola persona detenida, ni una denuncia, nada absolutamente nada, acompañó a las declaraciones hechas por las autoridades. Ni una acción se tomó para evitar la violencia que se preveía en la marcha. Sólo se plantó el miedo, se sembró la duda, se hizo la advertencia y no se tocó más el asunto.

Pese a esta política de engaño, muchas decidimos marchar, tras dos años de pandemia, de aumento de la violencia doméstica, de mayor número de feminicidios, violaciones y ataques contra las mujeres. Las mujeres alzaron la voz y no se van a callar. Exigen acciones contra todo tipo de violencia contra ellas, ya sea laboral, en las escuelas, por acoso, hostigamiento, por amenazas, por golpizas. La respuesta: INMUJERES sin presupuesto. Ya no hay refugios para mujeres maltratadas. Se cerraron las estancias infantiles que apoyaban a mujeres trabajadoras. Un día antes, las escuelas de tiempo completo, donde infantes recibían alimentación y más conocimientos, mientras sus padres trabajaban, con tranquilidad fueron cerradas.

Ante posibles pintas de monumentos nacionales, incluido Palacio, se erigieron vallas. Estas sirvieron para pintas, pega de carteles de desaparecidas, asesinadas, violentadas, expresiones de demandas para la protección de las mujeres. Se desplegaron policías y miembros de las Fuerzas Armadas para contener la posible violencia. Todas mujeres, con una visión misógina de mujer contra mujer. Pero las mujeres no se amedrentaron. Desde poco antes de las 4 p. m. y hasta las 8 p. m., la marcha al Zócalo no paró. Con cantos, bailes, con consignas y coros, marcharon desde Reforma. Contingentes de diversas organizaciones feministas, mujeres ciudadanas, grupos de amigas, familias con niñas, siguieron su camino.

La mayoría de las marchistas fueron jóvenes, alzaron la voz. Conocen sus derechos, tienen el valor de exigirlos, ya no se callarán. Les tienen miedo, porque no tienen miedo. Se ha logrado el cambio generacional. Nosotras, las que participamos sin cuotas, ni paridad, ni delitos de violencia contra las mujeres, podemos decir: Cumplimos! Desde luego, falta mucho para erradicar la violencia contra las mujeres y aunque AMLO no lo entienda y Sheinbaum nos traicione, seguiremos dando la batalla por la igualdad sustantiva.

Es tal el miedo que AMLO tiene a las mujeres, que no las oye, no dialoga, no propone, no conoce del maltrato, no conoce la angustia, ni la soledad de las víctimas. Más aún, supone que son sus enemigas. Que quieren desestabilizar su gobierno, que hay teorías de conspiración en su contra. Cree que el feminismo es una idea neoliberal, cuando éste se inicia en el siglo XIX, con reivindicaciones sociales y laborales, pero tiene antecedentes desde el siglo XVI.

Su ignorancia alienta sus miedos. Lo que no entiende, es amenazante. Lo mismo el feminismo, que la historia, la cultura, las artes, el periodismo crítico, la economía. Y todo lo que no entiende y se opone a sus ideas dispersas e insuficientes, es contrario a algo que llama la 4T. Quiere trascender como Presidente y lo hará. Su periodo de destrucción marcará a México. Reconstruir llevará años. Él solo gobierna para sus seguidores, para él no hay concepto de unidad nacional o de proyecto de país. Enmascara la corrupción de su familia y amigos, de sus socios. Se ofusca ante la pérdida de autoridad moral que le infringe Gertz Manero, Zaldívar y otros servidores públicos. Él perdona desde el púlpito y condena a las mujeres por traidoras.

Nos levantaron muros, cercas, pero nos salieron alas, como el inflable que recorrió a la Ciudad de México desde el 7 de marzo, con las leyendas ‘Ni Una Más’ y ‘10 Feminicidios por Día’, que lanzó una de las ONG defensoras de derechos de las mujeres. Y así con alegría, sin miedo, con la razón, las mujeres se expresaron en la capital del país, mientras AMLO se encerró en su Palacio, sin tomar ninguna resolución para atender demandas. El problema de las mujeres, que lo resuelvan las mujeres, pensará. Pero tenemos también muchos aliados que han comprendido la necesaria igualdad que nos corresponde. Así avanzó la paridad.

La bomba explotó en la Fiscalía y salpicó a AMLO por su defensa del abuso del poder de Gertz. Otra bomba explotó en el Estadio Corregidora, en Querétaro. Imágenes dantescas, brutales, que no condenó AMLO, que consideró a veces se desbordan, pues son herencia del neoliberalismo. En cuanto al narco, sigue con abrazos y no balazos. No hay una estrategia de gobierno que atienda a la violencia. AMLO da dádivas y cree que con eso cumple. Pero el problema es complejo, requiere de programas integrales desde la prevención, las acciones y las sanciones, lo que no ocurre, ni en los estadios, ni en el país. Y el primer frente de muertes y ataques en este marasmo son las mujeres.