La trampa en la ratonera

Hoy el dilema es equivocado: nos hacen pelear por diferentes ideologías del progreso cuando a las mayorías les une una realidad, los mismos problemas. Entonces, olvidamos que en el río revuelto sólo con el movimiento del cardumen; con la unidad colectiva, se puede conducir en la turbulencia a la individualidad.

Históricamente la idea ha sido la manipulación de una minoría inyectando ideología en lugar de conocimiento para centrar la atención de las mayorías en problemas equivocados y así, dividir a quienes padecen las mismas dependencias. El objetivo es claro: se trata de hacerlas discutir sobre los problemas equivocados no de pensar en los dilemas adecuados.

En el camino, entonces, queremos encontrar héroes en lugar de sistemas; individualidades en lugar de colectivos que hagan funcionar mejor al individuo. Seguimos en la codepedencia de culpar a individuos como causas de problemas crónicos, cuando en realidad solamente son consecuencia de ellos. Queremos pues seguir las opiniones de otros porque no hay tiempo de pensar para formular el pensamiento propio.

Buscamos tener gobiernos sanos y funcionales cuando lo que tenemos son sociedades enfermas. Si no podemos aprender a plantearnos cuáles son los problemas crónicos y aprender a construir soluciones colectivas; si no podemos resolver nuestros complejos e inseguridades individuales ¿cómo podemos tener sociedades que funcionen?

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