Guerra informal en Jalisco

Por Rubén Martín

“A pesar de estas evidencias de que la guerra informal en Jalisco atraviesa uno de sus periodos más intensos, el Gobernador Enrique Alfaro, quien tiene ambiciones de convertirse en candidato presidencial, suele minimizar la gravedad de la violencia en el estado y con frecuencia atribuye las críticas a motivaciones políticas que ‘quieren que le vaya mal a Jalisco’”.

A contracorriente del discurso del Gobierno del estado que pretende convencer de que los índices de inseguridad van a la baja, Jalisco vive en este momento probablemente su peor momento de la guerra informal que atraviesa y afecta a toda la población. En semanas recientes han ocurrido varios enfrentamientos entre presuntos grupos del crimen organizado y de estos con las fuerzas de seguridad estatales, incluso con bajas mortales como ocurrió el pasado 16 de mayo cuando tres elementos de la Guardia Nacional fueron abatidos en un enfrentamiento ocurrido en el municipio de Teocaltiche, población perteneciente a la región Altos norte.

Este mismo municipio ha sido objeto de la disputa violenta del territorio, presuntamente por enfrentamientos entre el Cártel de Sinaloa y la organización criminal hegemónica en la entidad: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La disputa violenta de este municipio jalisciense que se conecta con Zacatecas, motivó el desplazamiento de más de 600 habitantes de Teocaltiche justo hace un año, cuando la sucesión de enfrentamientos armados obligó a pobladores de las comunidades de El Saucito, Rancho Mayor, Rancho El Salto, Agua Tinta, Los Pocitos, Los Sauces y El Rosario a resguardarse en la cabecera municipal en albergues del DIF y a exigir la presencia de elementos del ejército o de Guardias Nacionales para retornar a sus casas y rancherías y regresar a sus actividades productivas.

En semanas recientes los enfrentamientos se han desplazado a municipios de Jalisco aledaños al estado de Michoacán, por una presunta disputa entre el CJNG y cárteles michoacanos conocidos como Pájaros de la Sierra.

El jueves 19 de mayo ocurrió un enfrentamiento en Tizapán el Alto (municipio de la ribera sur del lago de Chapala) que causó daño a patrulla,  dejar sin heridos. El 16 de mayo ocurrió el enfrentamiento en Teocaltiche, con el saldo de tres Guardias Nacionales caídos, y un presunto sicario.  Un día antes se registró una balacera sobre el kilómetro 39 de la carretera Tuxcueca-Mazamitla.

Apenas dos semanas antes, el 1 de mayo en este mismo municipio ocurrió una balacera apenas a cuadras de la plaza principal de la población donde paseaban cientos de turistas, la mayoría de Guadalajara. Tras la balacera privaron ilegalmente  de la libertad a tres personas en un bar de la localidad. Según el Gobernador Enrique Alfaro Ramírez, los tres detenidos pertenecían a un grupo criminal, pero no era así.

La semana pasada se dio a conocer que una de los tres desaparecidos y posteriormente encontrados asesinados era el chef Christian Leif. El diario Mural (del Grupo Reforma) tuvo acceso a los últimos mensajes que el chef pudo enviar a familiares y amigos, cuando estaba en cautiverio. Desesperado el chef pedía que avisaran a la Guardia Nacional o al Ejército que unos desconocidos lo tenían retenido: “Casi llegando a las letras (de Mazamitla) me ‘levantaron’”. “Van tres trocas que me cambian”. “Por fa, repórtame como desaparecido, me tienen levantado. Auxilio”. “Nos van a matar”, escribía desesperado el retenido. “Antes de su muerte, pudo enviar un último mensaje de despedida. “Gracias por ser y estar”. Ese fue el último mensaje que Leif, de 41 años” (https://bit.ly/3yVnVbY).

En este mismo municipio, Mazamitla que es un lugar de turismo de montaña, ha ocurrido una oleada de desapariciones, entre ellos Filiberto y Mariano Valencia (padre e hijo), ganaderos que fueron localizados muertos en una brecha cercana a donde fueron privados de la libertad.

La geografía de la violencia se traslada conforme las necesidades de esta guerra informal que sacude a la sociedad de Jalisco desde hace años. Puerto Vallarta ha sido escenario de esta guerra. El 22 de abril la Guardia Nacional se enfrentó con miembros del CJNG, en el cual resultó muerto Saúl Alejandro, alias “El Chopa”, vinculado con el homicidio del exgobernador de Jalisco Aristóteles Sandoval Díaz.

Justo en Puerto Vallarta fue asesinado el exgobernador Aristóteles Sandoval el 18 de diciembre de 2021. Un mes antes, el empresario inmobiliario José Felipe Tomé Velázquez, fue privado de la libertad el 22 de noviembre y encontrado muerto dos días después en el municipio de Compostela, Nayarit.

La otra arista dolorosa de esta guerra informal que pega duramente a la sociedad de Jalisco son la desaparición de personas, del cual Jalisco es líder nacional con casi 15 mil personas registradas oficialmente como desaparecidas. Asociada a esta desgracia, Jalisco ha encabezado el primer lugar de fosas clandestinas en los pasados dos años y hasta abril de este año, se han encontrado al menos 68 cuerpos en 21 enterramientos clandestinos.

A pesar de estas evidencias de que la guerra informal en Jalisco atraviesa uno de sus periodos más intensos, el Gobernador Enrique Alfaro, quien tiene ambiciones de convertirse en candidato presidencial, suele minimizar la gravedad de la violencia en el estado y con frecuencia atribuye las críticas a motivaciones políticas que “quieren que le vaya mal a Jalisco”.

El 4 de abril de este año presentó un reporte sobre lo ocurrido en el primer trimestre de 2022 y aseveró que con datos del Sistema Nacional de Seguridad los delitos de seguimiento especial iban a la baja: “en el primer trimestre del año 2018 se cometieron 17 mil 070 de estos delitos, hoy en el primer trimestre del 2022 son siete mil 641, 10 mil delitos menos contra la seguridad de las personas en tres meses, respecto a lo que sucedía en el Gobierno anterior. Este es el tamaño del resultado. Hay a quien no le gusta que le vaya bien a Jalisco, a mí sí, como jalisciense me da mucho gusto poder entregar estos resultados contra todos los intereses que quisieran que fuera distinto, aquí está la realidad”, dijo el mandatario estatal.

Sin embargo, los investigadores independientes afirman que no existe estado de derecho en Jalisco. Francisco Jiménez Reynoso, académico de la Universidad de Guadalajara. recordó que el Índice de Estado de Derecho en México 2021-2022, publicado la semana pasada, ubicó a Jalisco con un puntaje de 0.38 sobre 1, con problemas de respeto a los derechos fundamentales, al debido proceso y en el combate a la corrupción. “Estamos en un Estado fallido, más claro no puede ser, los números son fríos, somos el número 24 de 32, estamos lejos de vivir un estado de derecho”, declaró Jiménez Reynoso al diario Mural.

Más allá del discurso optimista del Gobernador, los jaliscienses no nos sentimos seguros. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), Jalisco se ubicó por debajo de la media nacional en el primer trimestre del 2022. La percepción de inseguridad, a nivel nacional, se ubica en un 66.2 por ciento, mientras en la Zona Metropolitana de Guadalajara y Puerto Vallarta, la percepción es de 64.6 por ciento. Es decir, dos de cada tres jaliscienses no perciben que la inseguridad vaya a la baja. Por el contrario, la guerra informal se siente más intensa que nunca.

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