No estás solo…
México adora odiar a sus expresidentes. No a todos, pero a bastantes. Es poco claro si Andrés Manuel López Obrador tiene en mente eso en estos días en que su rostro aparece por todas partes.
Los seguidores de AMLO tuvieron la peregrina idea de hacer promoción de la consulta revocatoria que tendrá efecto en cuatro domingos usando la imagen del Presidente. Están en campaña y utilizan recursos típicos de contienda electoral. Pero no estamos en tiempo de comicios, así que sin advertirlo, o reparando poco en ello, promueven al Presidente, es decir el presidencialismo, añeja enfermedad de nuestro sistema político.
El presidencialismo mexicano es como el vuelo de Ícaro, prodigioso hasta que sobreviene el desplome. Y de eso dan cuenta casi todos los que se han sentado en la silla del águila.
Es evidente que a López Obrador le gusta el modelo presidencialista. Tanto que ni gabinete tiene.