La burra al trigo

Una vez más, aquí vienen los intentos prohibicionistas y el intento de imponer mentiras sobre una cultura y tradición que tiene más de 450 años en nuestro país. Quizá la pregunta sería: ¿Qué país queremos ser?

El México de color, de alegría y desbordante diversidad cultural, desde la península de Yucatán hasta Tijuana nuestro país es un abanico de paisajes, gastronomía, arqueología y arte. Lo más valioso es la gente. Somos con sus claras y evidentes excepciones un país cuyo valor y calidez se la damos los mexicanos, los que estamos orgullosos de lo que somos, de nuestra historia, de nuestros sabios pueblos indígenas, de la fusión cultural hispana que dio luz a nuestra sociedad. La riqueza de esta unión es admirada en todo el mundo, menos aquí, con tremendo complejo existen grupos prohibicionistas que se aprovechan de políticos frágiles, gente que llega a puestos para los que no presentan la más mínima condición ni cualidad, mucho menos vocación.

Un triste ejemplo es el gobernador de Nuevo León, estado de trabajo, de progreso que tiene como gobernante a Samuel García, cuya estrategia de comunicación se basa haciendo el ridículo en redes sociales. Que presume de progresista y apoya las prohibiciones. Cuyo estado está siendo afectado por tremenda ola de violencia contra las mujeres, que padece sequía por corrupción en el manejo del agua en presas y que presume de tener siete perritos. Lamentable, trágico. Invito por este medio a entrevistarlo en el espacio televisivo Tiempo de Toros por El Financiero TV y hablemos de la ecología que representa la tauromaquia en las 9 ganaderías en su estado y las más de 170 mil hectáreas en todo el país. Ecología señor García no es tener “perrhijos”, castrados o de razas manipuladas para que no ladren y no molesten. Ponga fecha, cuando tenga tiempo entre sus lamentables Tik Toks para que escuche a los taurinos, gente de bien, que paga impuestos, que genera trabajo y que con orgullo es parte de una cultura arraigada en nuestro país por más de cuatro siglos.

Los ataques que constantemente vivimos como cultura taurina, van más allá de toros sí o toros no. Se está poniendo en riesgo la libertad que vivimos como país gracias a la sangre derramada siglos atrás por otros mexicanos que estuvieron dispuestos a morir para que hoy podamos ejercerla. Se intenta aniquilar la libertad, mismo derecho que ejerce la gente que no gusta de la tauromaquia, México es tan maravilloso que les ofrece la posibilidad de no ir a las corridas, de no leer de toros, de no escuchar programas de radio de toros, de no ver en la televisión los toros. Ese privilegio tan maravilloso que es la libertad, un pequeño grupo de mexicanos, subsidiados por dinero extranjero, de no clara procedencia, de la industria de las mascotas, cuyo único objetivo es humanizar a los animales para que los humanos terminen por despreciar a sus semejantes y prefieran la convivencia con las mascotas. Que son animales de compañía, solamente eso y que hay que cuidar claro está.

El toro bravo es el rey, animal supremo y velador de cientos de miles de hectáreas en los ocho países taurinos. El toro permite el equilibrio natural de las especies en el campo bravo, fuera de las ganaderías el ser humano depreda cientos de especies de aves, reptiles, insectos y mamíferos que conviven con el toro en su reinado. Menos del 6% de la cabaña brava llega a la plaza. El resto vive y muere de manera natural en el campo. Este 6% anual es menor al número de reses sacrificadas en un día en el rastro.

La suspensión provisional de las actividades en La Plaza México será solo eso, una suspensión provisional. Estoy convencido que el juez Jonathan Bass Herrera, Primero de Distrito en Materia Administrativa, al escuchar los argumentos de la empresa, legitimará como ha sido en estos 76 años de actividad las corridas de toros en La Plaza México.

De lo contrario se atenta claramente contra la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ya que al prohibir la actividad de celebrar y realizar este tipo de espectáculos públicos estaría vulnerando el artículo 5to de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que a la letra establece:

A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo para que le acomode siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo puede vedarse por determinación judicial cuando se ataquen los derechos a terceros o por resolución gubernativa dictada en los términos que marque la ley, cuando se ofendan los derechos de la sociedad. Nadie puede ser privado del producto de su trabajo, sino por resolución judicial.

Es por lo anterior que la suspensión por ningún motivo cancela la Fiesta.

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