Bateador designado
Por Francisco Ortiz Pinchetti
“Está claro que don Adán es el bateador designado del Presidente”.
Huele a beisbol. A pelota caliente. Este viernes inicia en el Minute Maid Park de Houston, ante 42 mil espectadores, la Serie Mundial 2022 entre los Phillies de Filadelfia y los Astros locales. El Clásico de Otoño ocurre esta vez luego de la ilógica, absurda eliminación de los Dodgers y los Yankees, que lideraron sus respectivas ligas durante toda la temporada. Mis favoritos, por cierto.
En ese ambiente, el secretario de Gobernación toma su turno al bat. El hasta hace poco tranquilo, amable, comedido jugador que solo bateaba sabanitas al cuadro, se ha convertido de pronto en Adán el Terrible, el más agresivo bateador del equipo gubernamental ya en la parte postrera del juego, que como diría el inolvidable cátcher yankee Yogi Berra, no se acaba hasta que se acaba.
Y aunque muchos atribuyen ese cambio radical a una estrategia electoral personal, la verdad es que se equivocan. Efectivamente, el ex gobernador tabasqueño está urgido de levantar su averague en el país, ante la supuesta competencia por la adelantada sucesión presidencial. En las encuestas aparece muy abajo, lejano de las otras dos “corcholatas” oficiales, Claudia Shinbaum Pardo y Marcelo Ebrard Casaubón, y apenas arribita de Ricardo Monreal Ávila, el precandidato proscrito, el “no corcholata”. Y no sólo en las preferencias electorales. También en el nivel de conocimiento de los encuestados sobre su persona.
(Por supuesto, dicho entre paréntesis, que la jefa de Gobierno y el canciller juegan en el mismo partido. La primera, en evidente contubernio con su amiga queridísima Layda Sansores San Román, gobernadora de Campeche, para golpear a sus rivales, abiertamente al coordinador de la mayoría morenista en el Senado, Monreal Ávila, que sin embargo les robó la señal. Planeaban un squeeze play … pero las pescaron en “tira-tira”).
La realidad, sin embargo, es que Adán Augusto es el bateador designado en la line up del equipo de casa, dirigido por Andrés Manuel. Y es él, el manager, quien le ha mandado la señal de salir a golpear, aunque sea con bola ensalivada, a los “adversarios” del mandatario, a los opositores todos. Nada de bateo libre ni aguantar.
Se trata efectivamente de una estrategia electoral… pero la del Presidente.
¿O alguien puede pensar que en verdad era necesario que el secretario de Gobernación recorriera el país para convencer a los legisladores locales de su partido de votar a favor de la militarización para que la reforma aprobada por el Congreso federal sume la anuencia de 17 legislaturas estatales necesarias para su promulgación? Era absolutamente innecesario. Si acaso hubiera bastado una llamada a los coordinadores morenistas en los estados donde son mayoría. Y tan tan.
Esa evidentemente no era la intención de López Obrador al instruir a su súbdito, paisano, amigo e incondicional como nadie de ir a los estados para agredir a los opositores con insultos, apodos peyorativos y acusaciones sin ton ni son. Y mentiras. Se trata, claramente, de agudizar las confrontaciones.
Lo malo es que el toletero tabasqueño no sabe tocar la bola.
Aseguró por ejemplo que los estados con mayores índices de inseguridad eran los gobernados por el PAN (Chihuahua y Guanajuato) y el Movimiento Ciudadano (Jalisco); pero las estadísticas oficiales demuestran que de los 10 estados con mayor índice de homicidios por cada 100 mil habitantes, ocho de ellos son gobernados por Morena, que además ocupan los cuatro primeros lugares.
Adán arremetió contra Felipe Calderón Hinojosa, “El Pequeño” le tildó. Y patinó dos veces. Primero aseguró que el ex presidente estaba de tráfico de armas y refirió la existencia de una “investigación internacional”, que no precisó. Luego, que “podría ser juzgado por crímenes de lesa humanidad como en su momento se hizo con Augusto Pinochet, ex presidente de Chile”.
Se ponchó sin tirarle.
Luego se fue contra todos los críticos y opositores de extender la presencia militar en las calles hasta 2028, particularmente a su ex amigo el senador Germán Martínez Cázares, al que llamó “fascista” ¡por oponerse a la militarización del país! Todo quedó sin embargo en un podridito por el rumbo de la tercera base.
Por si quedara duda, el propio Adán Augusto confesó que recibió “instrucciones” directas y personales de su couch:
“El Presidente me dijo: fíjate que hay algo que no habíamos comentado, no se vale que se siembre la mentira y que vaya quedando en el imaginario colectivo que estamos militarizando al País”, relató.
Confirmó que Andrés Manuel le dio instrucciones claras para viajar a los estados y no solo desmentir la militarización, sino salir en defensa de las Fuerzas Armadas, que han salido perjudicadas en el debate público.
“Me dijo que el Gobierno de la República tiene derecho a dar a conocer la verdad y no se vale que, posiblemente, las más preciadas de nuestras instituciones, sigan siendo vilipendiadas con la mentira y que nadie tenga el derecho a defenderlas”, contó.
Y remató: “Por eso, él nos instruyó a estar en todos los congresos del país”.
Está claro que don Adán es el bateador designado del Presidente. Bueno, corrijo, el golpeador designado. Válgame.