Zedillo y Calderón tunden a AMLO

Por Martín Moreno-Durán

Zedillo alerta sobre la dictadura política que se pretende instaurar en México. Razones no le faltan. Calderón advierte sobre la democracia mexicana que está a punto de caer. Razones no le faltan. Y López Obrador va en ambas direcciones: dictadura política y aniquilamiento de la democracia mexicana.

Con excepción de sus mascotas (así les dice el propio AMLO), muy pocos tienen duda: López Obrador pretende destruir a la democracia mexicana, instaurando a cambio una dictadura política y regresando a los tiempos del partido único de Estado. ¿Cómo pretende hacerlo? Desapareciendo o apoderándose del INE, suprimiendo a los legisladores plurinominales, reduciendo a su mínima expresión a los partidos políticos adversarios a Morena, y acallando a las voces críticas a su régimen. Ese es el México que nos quiere imponer.

Seamos claros:

Si se permite que Morena gane la Presidencia en 2024, en un plazo no mayor al 2030 nos convertiremos en otra Venezuela o Nicaragua -guardadas las proporciones de población y territoriales-, bajo un mismo esquema: una dictadura política respaldada por el Ejército, con un país militarizado que amenace con la fuerza a quienes vayan en contra del Gobierno y eliminando, paulatinamente, los contrapesos y equilibrios del poder presidencial.

¿Quieren pruebas?

Allí está la iniciativa legislativa de Morena, por ejemplo, para que la Suprema Corte de Justicia no sólo no pueda declarar la invalidez sino hasta hacer interpretación de normas constitucionales. ¡Si para eso fue creada la SCJN! De aprobarse esta aberración, la Corte perdería toda autoridad y estaría supeditada al Presidente morenista en turno. De ese tamaño es el riesgo al que hoy nos enfrentamos.

Y precisamente esta amenaza multifactorial a la democracia mexicana fue expuesta, sin dobleces, por dos expresidentes, rompiendo una regla política tan añeja como anacrónica: que los ex no hablen de política. El momento obliga a todos a levantar la voz sobre lo que está ocurriendo en México, y lo que podría venir: la dictadura política.

Por eso desde España, durante el Foro Internacional “20 Años de FIL: Democracia y Libertad”, tanto Ernesto Zedillo como Felipe Calderón lanzaron severas advertencias que no debemos ignorar ni mucho menos dejar de escuchar. ¿Por qué? Por una razón de fondo: porque, hoy por hoy, nuestra democracia está en riesgo de extinción. ¿Les parece poco?

Y resulta difícil, bajo la urgencia de la democracia, no estar de acuerdo  -en esta ocasión-, tanto con Zedillo como con Calderón.

ZEDILLO:

“En nuestros países, vamos mal. Tenemos retrocesos sensibles y en algunos casos dramáticos en lo social. Los liderazgos han surgido como en los populismos clásicos, prometiendo que el maná caerá del cielo y culpar siempre a los otros, al pasado o a extranjeros, y nunca reconocer la responsabilidad propia…”. Tiene razón Zedillo: AMLO jamás ha reconocido que sus medidas de Gobierno nos están llevando a la ruina y por regla culpa al neoliberalismo de los problemas que han provocado él mismo y la 4T. ¿Ejemplos? Dos de botepronto: durante este régimen se han generado seis millones más de pobres, y 15 millones de mexicanos se quedaron sin servicios públicos de salud. Una tragedia.

“Es la historia del populismo: acceder al poder con demagogia. Pero esos liderazgos populistas accedieron al poder gracias a la democracia que otros construyeron, y ahora su primera tarea es empezar a erosionar y destruir la democracia que con tanto trabajo se construyó en América Latina. Y ese es el ciclo: populismo, despotismo, autoritarismo, fascismo y la aspiración de la dictadura…”. Tiene razón Zedillo: en cuanto AMLO ganó la Presidencia apoyado en los mecanismos democráticos que permitieron la creación del INE y desterrando así los fraudes electorales, lo primero que hizo fue intentar acabar con el INE para que su Gobierno sea, ahora, quien maneje las elecciones. ¿Pruebas? “Morena está a favor de que las funciones que hoy hace el INE, regresen a la secretaría de Gobernación”, dijo el entonces representante de Morena ante el INE y actual jefe de los diputados morenistas, Sergio Gutiérrez Luna. Así de claro para regresar a los tiempos del autoritarismo sobre los que alerta Zedillo.

CALDERÓN:

“La democracia mexicana está a punto de caer, quizás, en un mes más. El poderoso rechaza el juego democrático en México y nunca ha reconocido una derrota electoral, salvo la que él ganó…”. Tiene razón Calderón: Morena pretende discutir la reforma electoral en noviembre próximo, y por eso fija el plazo de un mes. ¿Qué sucederá si se aprueba esta amenaza contra nuestra democracia? Pues que el INE desaparezca o quedar reducido a ser un apéndice del Gobierno en la presidencial del 2024, cuando el régimen volvería a controlar las elecciones. Sí, como en 1988 con Bartlett a la cabeza.

“Otro acto antidemocrático es el constante ataque al INE. Le ha bajado presupuesto, agrede a sus consejeros y los amenaza… Pretende (López Obrador) que sus huestes elijan ahora a los consejeros electorales”. Tiene razón Calderón: basta ver los ataques sistemáticos que tanto AMLO como sus colaboradores y plumas y voces lacayunas a su servicio, han emprendido en contra del Instituto Nacional Electoral, como si éste fuera el problema más grave de México.

“(AMLO) amenaza y chantajea a fin de someter a los otros poderes. Ministros de la Corte que se han opuesto a los criterios del Presidente, son obligados a renunciar con chantajes y se incluye la congelación de sus cuentas bancarias y las de su familia; diputados y senadores obligados a votar bajo extorsiones a favor del Presidente…”. Tiene razón Calderón: pruebas abundan de los chantajes y extorsiones políticas que se practican en este Gobierno. ¿Cuáles? Allí está el caso de Alito Moreno, exhibido, chantajeado y obligado a que el PRI votara a favor de militarizar al país… después de haber sido balconeado mediante audios. Esto no ocurriría, por supuesto, si Alito hubiera aprobado en su momento la Reforma Eléctrica de AMLO. Chantaje puro.

“El Ejército tiene las instrucciones del Presidente de no combatir a la delincuencia…”. Tiene razón Calderón: bajo esa patraña de “abrazos, no balazos”, el régimen obradorista ha claudicado en su tarea constitucional de combatir al crimen organizado, y muy al contrario, se terminó aliándose con el narcotráfico para fines político-electorales. Y las pruebas las conocemos todos.

Zedillo alerta sobre la dictadura política que se pretende instaurar en México. Razones no le faltan.

Calderón advierte sobre la democracia mexicana que está a punto de caer. Razones no le faltan.

Y López Obrador va en ambas direcciones: dictadura política y aniquilamiento de la democracia mexicana.

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