Salud mental, no es un juego
Por Salvador Guerrero Chiprés
“Entre los jugadores en activo, el 23 por ciento afirma tener trastornos del sueño, 9 por ciento depresión y 7 por ciento ansiedad. En los retirados, las cifras aumentan: 28 por ciento tiene dificultades para dormir, y la depresión y ansiedad afectan al 13 por ciento y 11 por ciento”.
Ansiedad, temor, incertidumbre… identidad, empatía, pertenencia. El Mundial de Futbol desata emociones diversas y es el marco ideal para colocar en el terreno de juego la salud mental.
Proyectada a partir de la pandemia como una necesidad al mismo nivel de la salud física, la atención de las emociones se ha visibilizado y cada vez son más las personas que la asumen como un derecho. Dejó de ser un lujo.
La FIFA, la ONU y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático han impulsado la campaña #ReachOut, para sensibilizar y animar a las personas a buscar ayuda psicológica.
La Organización Mundial de la Salud estima que casi mil millones de personas presentan alguna afección emocional, de ellas más de 260 millones padecen depresión. Las y los futbolistas no están exentos.
Entre los jugadores en activo, el 23 por ciento afirma tener trastornos del sueño, 9 por ciento depresión y 7 por ciento ansiedad. En los retirados, las cifras aumentan: 28 por ciento tiene dificultades para dormir, y la depresión y ansiedad afectan al 13 por ciento y 11 por ciento.
La depresión es una enfermedad grave y silenciosa que por una masculinidad mal entendida no siempre se revela. Las causas para que los deportistas de alto rendimiento la padezcan son varias, entre ellas, perder la titularidad en el equipo, una lesión, burlas o reclamos de los seguidores por una jugada errada.
“¿El abuso en redes sociales? Nunca va a cambiar. Yo lo único que pido es que la gente tome conciencia antes de hacer un comentario o publicar algo, porque no saben el daño irreparable que generan. Yo lo he sufrido”. La revelación del futbolista argentino Gonzalo Higuaín —criticado por las oportunidades de gol fallidas en las finales del Mundial Brasil 2014 y las copas América 2015 y 2016— evidencia las afectaciones emocionales en los futbolistas.
Afuera de la cancha están las y los seguidores, fanáticos, hinchas, quienes también verán alteradas sus emociones. El futbol desarrolla un sentido de pertenencia, solidaridad y camaradería, libera endorfinas para aumentar el bienestar emocional en la medida en la que se ven satisfechas las necesidades de competencia.
Sin embargo, un resultado adverso puede ocasionar frustración, enojo, ansiedad o estrés o desencadenar conductas desadaptativas como la violencia.
Herramientas como la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, del Consejo Ciudadano de la CDMX, que ofrece contención emocional gratuita, 24/7 a cualquier lugar del país o el extranjero —incluso si estás en Qatar— son espacios para procesar las emociones y cuidar la salud mental.
Lo que nos une es más grande que lo que nos divide, y el futbol une a personas y naciones, como lo dijo el actor Morgan Freeman en la inauguración del Mundial de Qatar, acompañado de Ghanim Al Muftah, filántropo y emprendedor qatarí, quien tiene Síndrome de Regresión Caudal, una enfermedad que le impide mover la parte inferior de la columna vertebral.
En un mundo imperfecto, la fuerza del fútbol es un motor imparable que puede lograr lo poco probable. En el Estadio Al Bayt, junto al emir Tamim Hamad bin Al-Thani se sentó el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, uno de los promotores del último embargo contra Qatar en la región del Golfo.
Disfrutar de este deporte, como en muchos otros, es algo estimulante, sin olvidar que es un juego, la salud mental no.