AMLO-Corte: el principio de su fin
Las derrotas tanto en la SCJN como en el TFJA fueron dos mazazos en la nuca de López Obrador. Los necesarios e imprescindibles contrapesos del dictatorial poder presidencial se activaron para bien de la democracia mexicana.
¿De qué estamos hablando?
Nada menos que del inicio del derrumbe del todavía amplio, más no invencible poder de AMLO, tras una decisión que repercutirá en el corto, mediano y largo plazos: la contundente derrota del obradorismo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), bajo tres acciones: la elección de la Ministra Norma Piña Hernández – no afín a las descabelladas decisiones de AMLO-; el dramático desplome del alfil presidencial y su enorme carga de desprestigio por la tesis que plagió: Yasmín Esquivel; y las consecuencias de índole constitucional que la elección de Piña significarán, de manera contraria, a los afanes dictatoriales de López Obrador y la 4T, como lo es el caso del antidemocrático Plan B Electoral de AMLO. Casi nada.
Y por si todo ello fuera poco, mal empieza la semana al que ahorcan en lunes: López Obrador buscaba que Luz María Anaya fuera electa presidenta del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA), y resulta que también le dijeron que no: Guillermo Valls la aplastó con nueve votos desde la primera ronda. Así, el TFJA será otro organismo independiente y un dique que contenga los caprichos dictatoriales de AMLO y compañía. Sí, como la Corte.
¿Qué implica lo ocurrido el lunes pasado en la votación de la SCJN? Mucho. Tanto, como la posible definición de que México siga construyendo su democracia o que caiga bajo la dictadura obradorista.
NORMA PIÑA. La elección de esta prestigiada Ministra con 35 años dentro del Poder Judicial, fue un duchazo de agua helada en Palacio Nacional: ha votado a favor solamente en tres de 18 proyectos presentados por el Presidente y su 4T ante la SCJN. Hay que decirlo claro: no es afín a López Obrador, aunque ello no debe leerse como que es enemiga de AMLO. No. Y lo explicamos: ante la sumisión majadera de Arturo Zaldívar para con López Obrador, la Corte necesitaba de alguien que -vaya paradoja jurídica-, respetara nuestra Constitución, ajena a ideologías o favoritismos político-partidistas. Tan deteriorado dejó Zaldívar el prestigio de la Corte -convertida su oficina en despacho anexo de Palacio Nacional-, que cualquier Ministro (a) que respetara el orden constitucional, sería visto con agrado y sana distancia en beneficio de nuestro marco democrático. Y Piña, al declararse respetuosa de la Constitución, dio el primer paso para deslindarse de las locuras obradoristas. Así, del autoritario “a mí no me vengan con que la Ley es la Ley” dictado por AMLO, pasamos al respeto irrestricto constitucional enarbolado por Piña Hernández, lo que marca una diferencia clara y de fondo: si con Zaldívar se obedecía a ojos cerrados a AMLO, con Piña no habrá de piña: en la Corte se respeta la Constitución a pie juntillas.
YASMÍN ESQUIVEL. La esposa del contratista favorito de López Obrador; la alfil presidencial para ser presidenta de la Corte, y plagiadora comprobada de su tesis profesional, si tuviera una pizca de dignidad, hoy debería renunciar a la SCJN. Pero no lo hará, porque fiel escudera de la 4T, recurre a la trácala, a la mentira, para salvar el pellejo: “Me atacan sin sustento”, soltó Esquivel, de manera cínica, el lunes pasado ante sus pares. No le funcionó. En segunda ronda se quedó con un sólo voto: el suyo. Qué vergüenza. Hoy ha quedado plenamente demostrado que plagió su tesis al abogado Édgar Ulises Báez Gutiérrez, a pesar de esa aberración legaloide hecha por la FGJ-CdMx, encabezada por Ernestina Godoy, quien en unas cuantas horas, fabricando declaraciones, manipulando hechos, ¡sin siquiera tomar la declaración ministerial a Báez Gutiérrez!, y obedeciendo las necesidades políticas de la corcholata Sheinbaum, declaró el lunes por la mañana que Yasmín Esquivel no plagió tesis alguna. Qué deshonor, Fiscal Godoy. Vaya manera de autodenigrarse y ensuciar su carrera política. Por lo demás, Yasmín Esquivel podrá no renunciar, pero quedará marcada de por vida como plagiadora, tramposa, mentirosa e indigna. Sí, como ya es motejada por el vox populi: #MinistraPirata.
LEY ELECTORAL: LA BATALLA. Con la elección de Norma Piña como presidenta de la Corte, deberán sacarse del cajón de los olvidos las controversias que deberían haberse discutido ya por prioridad nacional y que, mañosamente, fueron escondidas por Zaldívar. Empero, hay una que será la madre de todas las batallas: la Ley Electoral. El Plan B de AMLO. ¿Por qué? Porque en esta discusión, nada menos, se decidirá el rumbo democrático del país. Llegado el momento de esta controversia fundamental, se definirá si se consolida la antidemocrática propuesta de AMLO de vulnerar al INE, desapareciendo las OPLES, controlando el Registro Nacional de Electores, sin poder sancionar a funcionarios que hagan campaña desde sus cargos públicos, y prácticamente controlando el Gobierno las próximas elecciones, entre otros retrocesos electorales, o bien, se declara inconstitucional y se respetan las facultades al INE para que, como bien lo ha hecho hasta ahora, siga haciéndose cargo de las elecciones próximas, incluida la presidencial del 2024. Con Piña Hernández al frente de la SCJN se dará esta discusión clave para el futuro democrático del país. Y esperemos que con respeto a la Constitución, gane la democracia.
Las derrotas tanto en la SCJN como en el TFJA fueron dos mazazos en la nuca de López Obrador. Los necesarios e imprescindibles contrapesos del dictatorial poder presidencial se activaron para bien de la democracia mexicana. El ganso está herido.
Ese es el camino: los contrapesos al poder presidencial.
Esa es la democracia funcional: frenar dictaduras.
Y así debemos continuar: bajo democracia plena.