El despertar

El enojo del presidente, descubierto en la falacia de su discurso de austeridad e integridad, le ha hecho trasgredir el Estado de Derecho.

Nunca antes un Presidente de la República llevó a cabo una violación delictiva de la ley, cuando de manera pública, reiterada, directa, personal y ataviado con la investidura presidencial, exhibe información fiscal, reservada, con el único propósito de desacreditar a un comunicador.

La gravedad de este acto, en términos democráticos, significa el rompimiento del Estado de Derecho por el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador, y sus primeros pasos francos, por la senda del autoritarismo.

En contraparte al absolutismo emergente del inquilino de Palacio Nacional, las revelaciones periodísticas sobre la inconsistencia de la realidad con los preceptos morales del presidente, sumado a la reacción ultra autoritaria del Ejecutivo, han llevado de la indignación a un verdadero despertar ciudadano.



Los excesos de su hijo, y el conflicto de intereses que ha ido escalando hacia el centro de la administración federal, ha sido la constante informativa del país, a pesar de los distractores creados desde la conferencia palaciega de cada mañana.

La ciudadanía abierta, la comunidad intelectual, los periodistas independientes y múltiples organismos de la sociedad civil, con sus señalamientos, activismo digital y exigencia hoy exigen explicaciones frente a las evidencias de corrupción y rechazan las reacciones autoritarias que se perpetran desde el poder.

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