El regalo de la oposición a AMLO

Desde hace más de un año, en este espacio le he señalado una y otra vez que la oposición “le está regalando” el 2024 al presidente López Obrador.

A pesar de las movilizaciones del domingo 26 de febrero, el partido en el gobierno sigue teniendo una amplia ventaja en la mayoría de las encuestas.

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Quienes estuvieron en las concentraciones de hace dos semanas vieron tanta gente en la calle en tantas ciudades que se creó la impresión de que allí estaba la mayoría.

La realidad es que hoy, la mayor parte de las mediciones dicen que el respaldo al presidente López Obrador sigue siendo superior al 50 por ciento.

Y cuando se miden las intenciones de voto, Morena y sus aliados siguen con una amplia ventaja, de 13 puntos respecto al bloque opositor, de acuerdo con la más reciente encuesta de El Financiero, publicada el pasado 4 de marzo.

Incluso, la concentración del próximo 18 de marzo en el Zócalo, aunque va a ser espectacular, no va a ser muy diferente en cantidad, respecto a la que los opositores organizaron el 26 de febrero.

Claro, la de las organizaciones civiles fue sin autobuses, sin tortas y sin pase de lista.

La del próximo 18 de marzo va a ser con todo eso, y además con todos los recursos públicos.

El presidente no quiere perder los símbolos y quiere que las fotos del Zócalo, ahora sí con la bandera en todo lo alto, se vean impactantes.

Pero eso es para el ego presidencial.

Lo determinante no es cuánta gente sale a la calle en actos de masas, sino la capacidad de llevar a las urnas suficientes votos para alcanzar la victoria.

Y eso, por cierto, habrá de medirse pronto en Coahuila y el Estado de México.

Si las fuerzas políticas que encabezan la oposición son el PRI y el PAN (el PRD es ya una fuerza testimonial), a los liderazgos de ambos partidos les ha quedado muy grande la tarea que tienen que enfrentar.

Si tuviéramos personajes de la profundidad de Carlos Castillo Peraza, Diego Fernández de Cevallos o Manlio Fabio Beltrones, solo para poner algunos ejemplos, otra podría ser la historia.

Claro que no es posible que resucite don Luis H. Álvarez con su autoridad moral o que el ingeniero Cárdenas repita la hazaña de 1988.

La historia no se mueve para atrás.

Por eso es que la oposición le está “entregando un regalo” al presidente López Obrador.

Está dejando que se diluya el impacto político de las movilizaciones sin que haya ningún avance en la conformación del bloque opositor.

Es cierto que las concentraciones, como aquí mismo le dijimos, crearon un ambiente favorable para que el Poder Judicial resuelva de manera imparcial las impugnaciones contra el llamado Plan B, lo que ya empezó a suceder con la reinstalación de Edmundo Jacobo como Secretario Ejecutivo del INE.

Eso es muy positivo pero es insuficiente.

El llamado “Plan C”, es decir, la captura del INE, es la nueva fase, tratando de poner a cuatro consejeros y consejeras a modo en las quintetas que seguramente van a sortearse.

La única manera de impedir un eventual triunfo de Morena es fortaleciendo un bloque opositor que no acaba de conformarse.

Tenemos hoy en México un déficit de figuras cívicas.

Carecemos de personajes que tengan un verdadero reconocimiento público, por su trayectoria, por su ética, por su carisma, y que además quieran lanzarse a encabezar ese bloque contrario al gobierno.

Las y los que hoy han levantado la mano para convertirse en candidatos presidenciales de la alianza opositora, no tienen por lo pronto el arrastre que requiere el desafío de las elecciones del próximo año.

¿Cómo sería el México del 2024 y más allá con un nuevo gobierno de Morena?

No lo sé, pero tal vez sea hora de empezar a imaginarlo.

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